FENICIA INTELIGENTE: PROPUESTA SOSTENIBLE EN EL PROYECTO INMOBILIARIOEN FOROS CONTACTO
Abril de 2023
Durante el Foro CONTACTO: Fenicia inteligente, propuesta sostenible en el proyecto inmobiliario, expertos y representantes de la comunidad del barrio Las Aguas, en Bogotá, conversaron sobre los retos y las oportunidades de esta ambiciosa iniciativa que se desarrollará en el marco del plan parcial de renovación urbana Triángulo de Fenicia. Reviva el encuentro aquí.
Guillermo Jiménez | Director del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica| [email protected]| José Fernando Jiménez | Profesor asociado del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica |f [email protected]| Michael Bressan| profesor asistente del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica | [email protected].
Mayo de 2023 Investigadores de la Facultad de Ingeniería de Los Andes trabajan en el desarrollo de un proyecto de “smart grids” o redes eléctricas inteligentes con el que buscan que la comunidad del barrio Las Aguas, en Bogotá, gestione, de manera mucho más eficiente y sostenible, la producción y suministro de su energía. Conozca cómo esto se hará posible en el marco del piloto de la primera ciudad inteligente y sostenible de Colombia.
¿Sabían que las ciudades ocupan solo el 3% del planeta, sin embargo, son las principales responsables del cambio climático? Esto se debe, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, ONU, a que consumen entre el 60% y el 80% de los recursos energéticos globales y generan más del 70% de las emisiones de dióxido de carbono.
Frente a este panorama, no hay duda que es urgente planificar nuevos modelos de ciudad en los que el uso eficiente y responsable de los recursos, entre estos la energía, será pieza clave para descarbonizar el planeta.
Las ciudades consumen entre el 60% y el 80% de los recursos energéticos globales y generan más del 70% de las emisiones de dióxido de carbono.
En las ciudades del futuro, “más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles”, como lo señala el número 11 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, las redes inteligentes emergen como una de las soluciones más eficientes e innovadoras para realizar una mejor gestión energética.
Pero ¿qué son las redes inteligentes o smart grids?
De acuerdo con Guillermo Jiménez, director del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad de los Andes, quien además ha trabajado durante 14 años en este tipo de proyectos, las redes inteligentes o smart grids son sistemas de suministro y almacenamiento de energía que funcionan a pequeña o gran escala en territorios urbanos o rurales, y que aprovechan e integran diferentes recursos energéticos, más amigables con el medioambiente (solar, eólica y biogás, entre otros), y que operan conectadas o aisladas de la red eléctrica tradicional.
“Su uso disminuye la dependencia de la red eléctrica al poder contar con una producción y consumo de energía con recursos propios”, señaló.
El profesor comenta que las primeras aplicaciones de redes inteligentes que se han venido instalando, no solamente en Colombia sino en Latinoamérica, han sido en función de atender las necesidades de las zonas no interconectadas. Sin embargo, en la actualidad, se empiezan a ver como una eficiente alternativa tecnológica para incentivar el uso de energías más limpias que ayuden a reducir las emisiones de carbono en lo que algunos denominan ciudades inteligentes, sostenibles o circulares.
Además de la reducción de Gases Efecto Invernadero, las redes inteligentes o smart grids son más eficientes, gracias a que pueden hacer una mejor distribución de la energía frente su demanda y son mucho más confiables frente a posibles fallas ya que pueden aislarse de la red central evitando, por ejemplo, apagones generalizados.
La smart grids uniandina
La Universidad de los Andes, a la vanguardia de lo que en investigación significa la transición energética, viene avanzando en diferentes proyectos en el tema de redes inteligentes. Uno de estos se desarrolla en el corazón del campus de la institución.
De acuerdo con Fernando Jiménez, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de Los Andes, director del Buro Innovación Germania, BIG, y uno de los líderes de Progresa Fenicia, iniciativa impulsada por la universidad para desarrollar la propuesta de la primera ciudad inteligente y sostenible de Colombia en el marco del plan parcial de renovación urbana “Triángulo de Fenicia”, desde hace ya varios años se usa el campus de la institución como un laboratorio urbano vivo para la investigación de este tipo de tecnologías, con la instalación de estaciones de energía fotovoltaica y eólica en los edificios W y Julio Mario Santo Domingo, esta última que gestiona su energía a través de una microrred.
“Esta red, que puede desconectarse de la red eléctrica tradicional y que se alimenta de varias fuentes de energía: solar y eólica, entre otras, le permite a profesores y estudiantes hacer investigación sobre una estación real para el beneficio de la comunidad de vecinos”, señaló el profesor.
Pero además de esta red inteligente y en el marco de la iniciativa Progresa Fenicia, en el que el uso de energías renovables se contempla como uno de sus mayores propósitos, se pensó que era necesario contar con una estación que permitiera, a pequeña escala, estudiar cómo podría gestionarse, de manera más sostenible, la energía del barrio Las Aguas, lugar en el que está ubicada la universidad y en el que se desarrollará el proyecto de renovación urbana “Triángulo de Fenicia”.
Así nació en 2019 el laboratorio KioSol (KIOsco SOLar), un container fotovoltaico que está ubicado en el lote Florece Fenicia, propiedad de la Alcaldía de Bogotá, pero que fue entregado a la Universidad de los Andes bajo la figura de comodato, y al que hoy tiene acceso toda la comunidad de Las Aguas.
En este laboratorio, que está liderado por Michael Bressan, profesor asistente del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de Los Andes, se transforma la luz solar en energía eléctrica a través de una red inteligente que permite almacenar y gestionar, de manera eficiente, la producción del recurso energético.
“En el KioSol hacemos estimaciones meteorológicas para poder predecir la producción fotovoltaica, desarrollamos modelos eléctricos para la detección e identificación de fallas, usamos electrónica de potencia y control para gestionar los diferentes flujos del recurso energético entre paneles, baterías y consumo y realizamos pruebas in-situ y evaluación del uso de energía eléctrica, todo esto gracias a herramientas de Inteligencia Artificial, IA. En el laboratorio desarrollamos diferentes proyectos de investigación de pregrado y maestría”, señaló el profesor Bressan.
Una red inteligente a gran escala
Pero además del KioSol, la iniciativa de sistemas de redes inteligentes está pensada para que escale a otro nivel y se convierta en una fuente de energías alternativas para el proyecto inmobiliario que se desarrollará en el “Triángulo de Fenicia”.
En el largo plazo se busca avanzar hacia una red inteligente, a gran escala, que aproveche fuentes renovables de energía y que adopte, por ejemplo, herramientas como IoT, Infraestructura de Medición Avanzada, Interfaces Hombre Máquina y Living Lab, entre otras, una red de sensores urbanos y tecnologías de monitoreo y almacenamiento de información de áreas como tránsito, calidad del aire, temperatura, nivel de ruido, gestión de semaforización, video vigilancia, seguridad y situaciones de emergencia, smart parking y contar con una estación de carga para vehículos eléctricos o híbridos de acceso público, entre otras soluciones.
Se espera que, una vez inicien las obras del proyecto de renovación, también se pueda dar marcha al desarrollo de esta red inteligente con el apoyo de las empresas prestadoras del servicio, los constructores y la comunidad, con lo que se hará realidad este concepto de energías sostenibles para territorios inteligentes.
Con este proyecto, la Universidad de los Andes “como vecinos del barrio Fenicia en Bogotá, queremos contribuir al desarrollo y bienestar de nuestra comunidad y nuestro entorno inmediato, como también de los diferentes ámbitos locales, regionales, nacionales y globales, en los que tengamos oportunidad de interactuar desde las diferentes áreas de conocimiento y experticia”, señala el documento ‘Declaración sobre impacto de la investigación y creación Universidad de los Andes 2020-2025‘.
Todo esto, mediante el desarrollo de “un laboratorio urbano vivo, inteligente y de bienestar en la zona del Triángulo de Fenicia que permita el cumplimento del Objetivo de Desarrollo Sostenible, ODS, 11 ‘Ciudad Sostenible‘, la Agenda 2030 y el CONPES 3918 con la generación de nuevos indicadores para los 17 ODS a través de sensores y equipos de última tecnología, en donde la comunidad pueda experimentar estilos de vida inmersos y sostenibles”, sostiene el BIG.
Actualmente el 56% de la población mundial, un aproximado de 4 mil millones de personas, vive en las ciudades. Esta es una cifra que, de acuerdo con el Informe Mundial de las Ciudades 2022 de ONU Hábitat, podría alcanzar el 70% para 2050. “Las ciudades continuarán creciendo y el futuro de la humanidad será indudablemente urbano”, nos indica a modo de conclusión dicho informe.
Una responsabilidad de ese tamaño presenta el reto de garantizar el acceso a servicios básicos como agua, energía, alcantarillado y recolección de residuos, entre otros, para los cerca de 7 mil millones de personas que llegarán a habitar las ciudades en menos de tres décadas, sin hablar de las presiones sociales, económicas y medioambientales que estas migraciones significarán para el planeta.
Tampoco podemos olvidar que son las ciudades las responsables del 60% del consumo de recursos energéticos y que aportan el 70% de las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) según datos de la misma ONU Hábitat.
Este panorama nos plantea que no hay tiempo que perder. Es nuestro deber desde la ingeniería trabajar para enfrentar estos retos, investigando y proponiendo diseños y modos de operación para que las urbes se adapten al rápido crecimiento demográfico. No es casualidad que el número 11 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, esté dedicado a alcanzar ciudades y comunidades sostenibles.
Reducir la emisión de Gases Efecto Invernadero, lograr una mayor eficiencia energética, gestionar adecuadamente los residuos y hacer un uso responsable de los recursos naturales son apenas algunas de las soluciones en las que la Ingeniería será protagonista para que las ciudades inteligentes sean una realidad palpable. La gran aliada siempre será la tecnología puesta al servicio de la comunidad.
Este es el tema que nos convoca en el nuevo especial de Revista CONTACTO, en el que expertos del área, como los autores del libro ‘Ciudades Sostenibles, unenfoque de modelaje integrado para el análisis de política en Colombia’, nos dan su visión de cómo avanzar hacia lo que ellos describen como “ciudades sensibles a la sostenibilidad”, siendo este el gran pilar de los nuevos modelos de urbe, en donde la tecnología no debe ser un fin por sí solo, sino la herramienta para hallar soluciones eficientes a estos retos, en territorios pensados de manera sistémica.
También invitamos a Camacol Bogotá y Cundinamarca que, desde la industria, nos plantea los retos para construir ciudades sostenibles, inteligentes e innovadoras y cómo se debe articular la triple hélice entre industria, gobierno y academia para hacer realidad las urbes del futuro.
Conversamos con los líderes de Progresa Fenicia, una iniciativa revolucionaria en la que participa la Universidad de los Andes y que busca hacer realidad la primera ciudad inteligente y sostenible de Colombia y que se desarrollará en el marco del proyecto de renovación urbana Triángulo de Fenicia, implementando herramientas de movilidad verde (vehículos eléctricos y bicicletas), gestión integral de residuos, uso de energías renovables a través de microrredes, un sistema de alumbrado y semáforos inteligentes y medidores de agua y luz para su uso racional, entre otras soluciones que caracterizan a las Smart City.
Nuestros ingenieros eléctricos, químicos, civiles, ambientales y de sistemas y computación comparten sus proyectos de investigación en áreas como prefabricados y construcción inteligente; evaluación de modelos de transporte sostenible; un análisis del potencial solar y de residuos que tendrá el país de cara a su transformación energética; salud digital para estudiar la obesidad en adultos; uso de Internet of Things (IoT) y Machine Type Communication para avanzar en gestión eficiente del tráfico y asistencia médica, y microrredes inteligentes.
Además, los lectores de CONTACTO descubrirán cómo funcionan los laboratorios KIOSOL (KIOsco SOLar), un container fotovoltaico que trabaja en la gestión y el almacenamiento de energías renovables y Acuaponía liderada por el Co-laboratorio de Investigación en Bioeconomía Regional (Colibrí), que le apuesta a transferir conocimiento sobre agroindustria sostenible.
Tampoco dejen de leer la historia de nuestra ingeniera civil, María del Pilar Rodríguez, quien fue nombrada como gerente general de Gases de Occidente y de conocer más sobre el Sistema Inteligente para la Gestión de Puentes, SIGP, un proyecto postulado al Premio Nacional de Ingeniería que fue liderado por Juan Francisco Correal, profesor titular del departamento de Ingeniería Civil y Ambiental.
Esperamos que disfruten este nuevo especial que nos da una hoja de ruta clara hacia las ciudades del futuro. Desde Uniandes abrimos las puertas para que la academia sea el laboratorio vivo en donde la investigación se transforme de las aulas a la realidad.
Rocío Sierra | Profesora asociada del Departamento de Ingeniería Química y de Alimentos de la Universidad de los Andes| [email protected].
Mayo de 2023
La Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes hace parte de un proyecto de cooperación triangular que busca explorar y aprovechar el potencial energético solar y de la biomasa en los dos países latinoamericanos, con el que no solo se aborda el tema de las energías renovables sino con el que se impactará el desarrollo agrícola.
“La presión del cambio climático y las demandas de una población urbana creciente, consecuencia de la existencia cada vez más frecuente de megaciudades”, como lo señala el documento “Nexo entre el agua, la energía y la alimentación en América Latina y el Caribe: planificación, marco normativo e identificación de interconexiones prioritarias”, de la CEPAL, han hecho que el planeta busque nuevos modelos de territorio que comprendan y gestionen, de manera integral e inteligente la interconexión de estos elementos.
Pero ¿por qué es tan importante esta interdependencia? Aunque parece demasiado lógica, en la actual coyuntura mundial sí que se evidencia la urgencia de entender cuál es su real conexión.
Durante las reuniones sobre el Impacto del Desarrollo Sostenible del Foro Económico Mundial 2022, los expertos invitados señalaron que la relación entre estos elementos no puede seguir siendo ignorada, en una actual crisis global de recursos como la que está viviendo el planeta.
Esto porque, el sistema alimentario es uno de los factores que mayores emisiones de Gases Efecto Invernadero, GEI, produce, existe una crisis alimentaria que pone en riesgo a más de 1.700 millones de personas y una escasez de fuentes de energía que encarecen sus precios, lo que también empuja los costos de los fertilizantes con los que se cultiva. Esto deja claro cómo uno depende del otro y el peligro de no pensar en soluciones que los contemplen de manera integral.
Inquietos, de manera permanente, por encontrar soluciones a estas problemáticas globales, los ingenieros de la Universidad de los Andes trabajan en un proyecto de cooperación triangular entre Alemania, Colombia y Chile que busca explorar y aprovechar el potencial energético solar y de la biomasa en los dos países latinoamericanos, con el que no solo se aborda el tema de las energías renovables sino con el que se busca impactar el desarrollo agrícola, de cara a la crisis alimentaria mundial.
De acuerdo con Rocío Sierra, profesora asociada del Departamento de Ingeniería Química y de Alimentos de la Universidad de los Andes, líder del proyecto desde la institución, en esta iniciativa de cooperación triangular participan por parte de Colombia los ministerios de Minas y Energía, Agricultura y Ambiente, la Unidad de Planeación Minero Energética, UPME, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, IGAC, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, IDEAM y la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional, APC; también se vincularon por parte de Chile, el Centro de Energía de la Universidad de Chile, el Ministerio de Energía de Chile, y la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID); adicionalmente, se vinculó la filial alemana del Fraunhofer de Chile; con el fin de responder al llamado realizado en convocatoria por la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional, GIZ.
El proyecto se formuló pensando en el beneficio de comunidades vulnerables que se seleccionaron con metodologías desarrolladas dentro de la investigación, con el propósito de avanzar en pruebas de concepto de exploradores que cuantifican el potencial de radiación solar y de biomasa residual agrícola, temas en los que ya habían trabajado previamente los países participantes.
Ahora, gracias a la alianza triangular se está compartiendo conocimiento para potenciar estos exploradores y consolidar un sistema que permite integrarlos para obtener información de mayor impacto en la generación de estrategias de seguridad energética y alimentaria.
“Lo que planteamos fue usar imágenes satelitales que procesadas con Sistemas de Información Geográfica, SIG, nos permitieran seleccionar la zona de estudio y determinar allí, con herramientas de Inteligencia Artificial, algoritmos de uso y otros datos clave, por ejemplo, metereológicos, el potencial de producción energética de biomasa residual agrícola y de radiación solar. Estos sistemas pueden integrarse para identificar oportunidades dentro del contexto del nexo agua-energía-alimentos que permitan favorecer comunidades rurales y la producción agrícola sostenible. Por otra parte, también se harán algunos avances sobre la determinación del potencial energético en techos solares para beneficio de comunidades urbanas”, señaló la profesora Rocío.
De acuerdo con la docente, para el caso de Colombia se determinó que son cerca de 20 municipios en los departamentos de Cesar y Bolívar, que luego del análisis, caracterización y priorización de los indicadores socioeconómicos y físicos, se identificaron como comunidades altamente vulnerables con un potencial interesante de producción de energía solar y de biomasa. Chile cuenta con resultados similares.
“En Colombia fueron en total de cerca de 20 mil hectáreas de municipios que hacen parte de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET. Estas zonas han sido afectadas por el conflicto armado, lo que permitió que fueran priorizadas dentro de los indicadores, teniendo en cuenta que uno de los objetivos de la convocatoria era impulsar la reactivación económica en poblaciones vulnerables, tras los efectos negativos provocados por la pandemia del COVID 19, a través de iniciativas que contribuyeran a aprovechar el potencial de fuentes renovables de energía”, añadió Sierra.
Agregó, además, que uno de los impactos de este proyecto se cuantifica a través del incremento en la generación de empleos, el cálculo de índices de reducción de Gases de Efecto Invernadero y otros indicadores de seguridad energética y alimentaria.
Identificados los territorios, los investigadores han avanzado en los desarrollos tecnológicos, entre estos, los exploradores satelitales solar y agrícola que trabajan con datos históricos, de geolocalización y de imágenes satelitales que gracias al Machine Learning (aprendizaje automático de máquinas) han logrado procesar la información, identificar polígonos de interés y desarrollar algoritmos para la construcción del modelo de clasificación, lo que les permitirá, posteriormente, determinar el potencial de los recursos.
De acuerdo con la profesora, para el caso del potencial de biomasa se han identificado cultivos de interés en la zona seleccionada tales como: arroz, palma de aceite, café, cacao, maíz y yuca y se han alcanzado desarrollos en palma de aceite.
En enero pasado, la Universidad de los Andes recibió la visita de la delegación del Ministerio de Energía de Chile, la Universidad de Chile y su Centro de Energía para compartir las experiencias y los avances alcanzados en el marco del proyecto.
Durante el encuentro, los investigadores de los dos países adelantaron mesas de trabajo en las que se definió la agenda y los compromisos para 2023, entre estos, el desarrollo de la herramienta que permita integrar los exploradores para identificarán las oportunidades: agrícolas y de generación de energía renovable a partir de la cuantificación de los recursos disponibles hallados en la primera fase del proyecto y construir los indicadores de impacto.
Para Danilo Jara, jefe de regulación de la División de Energía Renovable y Eficiencia Energética del Ministerio de Energía de Chile, la visita a Colombia fue bastante fructífera, ya que permitió definir con mayor claridad los objetivos, las metas y los productos que se alcanzarán. “Desde Chile queremos aportar con el conocimiento solar que tenemos y Colombia nos está tratando de ayudar con la parte de biomasa que es donde tenemos menos experiencia”, señaló.
Ahora, la delegación de Colombia se prepara para viajar a Chile para continuar revisando los avances del proyecto, actualizar los compromisos planteados y revisar las oportunidades de ampliar la cooperación.
Para la profesora Rocío el desarrollo de este proyecto se convertirá en un herramienta para la toma de decisiones a nivel país y región, tanto para ministerios y otras entidades gubernamentales, como para la ciudadanía en general, por ejemplo un agricultor.
“Una vez el proyecto esté completamente desarrollado contará con aplicaciones móviles que permitirán la toma informada de decisiones por parte de agricultores y entidades gubernamentales, teniendo en cuenta las condiciones de radiación solar que favorecen los cultivos. Igual sucede con el aprovechamiento de la biomasa residual agrícola porque la herramienta nos permitirá conocer la energía que este recurso puede generar, lo que nos permitirá tomar decisiones de su uso para reemplazar otros combustibles como el carbón, por ejemplo”, añadió.
De acuerdo con la profesora Rocío, este proyecto de investigación demuestra una vez más la altísima innovación y calidad técnica con la que trabajan los ingenieros uniandinos y que, sin lugar a dudas, los ha convertido en una autoridad interdisciplinar a al hora de hablar de diversos temas, en este caso de transformación energética.
En este proyecto participan, desde su concepción, los profesores del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, Guillermo Jiménez Estévez y José Fernando Jiménez.
Además, se vincularon desde el inicio, Michael Bressan, profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, Haydemar Núñez, profesora del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Computación y Felipe Giraldo, profesor del Departamento de Ingeniería Biomédica, así como estudiantes de pregrado, maestría y doctorado.
Olga Lucía Sarmiento | Profesora titular de la Facultad de Medicina| [email protected] | Luis Ángel Guzmán |profesor asociado del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental | [email protected].
Mayo de 2023 Así lo señala la evaluación de impacto del TransMiCable en Ciudad Bolívar, liderada por investigadores uniandinos de las facultades de Ingeniería y Medicina en la que se puedo establecer que el proyecto ha generado beneficios que van más allá de la movilidad, mejorando la calidad de vida de sus usuarios.
En 2018, la localidad Ciudad Bolívar, la tercera más extensa de Bogotá, inauguró su TransMiCable, un modo de transporte sostenible, con cuatro estaciones, más de 160 cabinas y una intervención urbana asociada que le entregó a la comunidad parques públicos, centros de comunitarios y de recreación, biblioteca y museo, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los residentes al hacer más cortos los tiempos de viaje y disminuir las brechas sociales.
¿Y logró su objetivo? Esta pregunta se puede responder gracias al estudio Transformaciones urbanas y salud: resultados de la evaluación del TransMiCable, liderado por Olga Lucía Sarmiento, profesora titular de la Facultad de Medicina y Luis Ángel Guzmán, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Los Andes, quienes junto a más de 50 profesionales, entre ellos ingenieros, médicos, economistas, antropólogos, sociólogos y psicólogos, en una labor interdisciplinaria como pocas, han venido trabajando durante los últimos cinco años para conocer el impacto de la implementación de este proyecto en temas como la satisfacción con el barrio, uso del tiempo, calidad del aire, tiempo de viaje, accesibilidad, actividad física, seguridad, trabajo de cuidado no remunerado y calidad de vida.
Olga Lucía Sarmiento, profesora titular de la Facultad de Medicina y Luis Ángel Guzmán, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Los Andes, junto a más de 50 investigadores, han venido trabajando durante los últimos cinco años para conocer el impacto de la implementación del TransMiCable en Bogotá.
Movilidad que impacta
Entre los resultados a destacar de la evaluación de impacto se encontró que, en las cabinas de TransMiCable hay menor exposición a contaminantes del aire comparada con otros modos de transporte. Por ejemplo, es 10 veces más baja para carbón negro (hollín), 5 veces menos para material particulado de 2.5 micras y 9 veces menos para monóxido de carbono. Gracias al sistema, se redujeron en promedio los tiempos de viaje en 22 minutos por trayecto, aunque los lapsos de viaje de esta comunidad siguen siendo muy altos. Además de esto, las mejoras en la comodidad y la seguridad en el vehículo son los beneficios más valorados por los usuarios.
Pero eso no es todo, según la profesora Sarmiento, los usuarios regulares del cable hacen en promedio más minutos de actividad física moderada y vigorosa, que es lo que ayuda a prevenir infartos, diabetes y obesidad. Estos resultados mostraron que la población que usa el cable hace un promedio de 57.6 minutos de actividad física, mientras que los que utilizan otros modos de transporte público hacen un promedio 45 minutos al día. Además, la calidad de vida relacionada con la salud aumentó en 3.9 puntos. Algo muy importante es que se encontró evidencia que asocia directamente la presencia de TransMiCable con la reducción de delitos en las manzanas alrededor de las estaciones (<400 m). Esta mejora en la seguridad empezó a verse durante la etapa de construcción del proyecto.
Justamente este vínculo entre un proyecto de movilidad sostenible y los efectos en el bienestar, como sucede en el caso del TransMiCable, plantea la importancia de pensar en la relación transporte público y salud en las ciudades inteligentes para construir urbes más saludables, seguras y equitativas.
“Estudios como estos muestran que el transporte público con renovación urbana incentiva la actividad física, mejora la calidad del aire, crea capital social, mejora el acceso a la ciudad y mejora la calidad de vida. Todo esto debería ser el objetivo último de una ciudad: mejorar el bienestar de sus ciudadanos”, manifiesta el profesor Guzmán.
Investigar con una línea base
¿Qué diferencia esta investigación y por qué sus resultados son tan importantes? La primera novedad radica en que esta evaluación de impacto tuvo una línea base. Es decir, se visitaron más de 2,000 hogares en la zona de estudio para recolectar información (encuestas domiciliarias, expectativas y percepciones, acelerometría y diarios de viaje, entre otros datos) antes de que el proyecto empezara a funcionar. Luego, se tuvieron tres momentos estratégicos adicionales donde se recolectó la misma información: una vez empieza a funcionar, durante la pandemia y tiempo pospandemia.
«Desde la academia, queremos ayudar a la ciudad a tomar mejores decisiones y pensar en proyectos que realmente generen cambios. Con esta investigación, se pudo levantar información para la línea base con el fin de aislar efectos y medir realmente los impactos”, aseguró Luis Ángel Guzmán, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Los Andes.
Durante el desarrollo de esta investigación, los investigadores uniandinos realizaron un estudio cuasi-experimental, con enfoque de métodos mixtos, es decir, haciendo análisis cualitativos y cuantitativos. Otra novedad de la evaluación es que se estudiaron aspectos ambientales, sociales y de salud y no solo se concentró en el tema de movilidad.
Es allí donde hay un aporte que pocas intervenciones en materia de transporte tienen en cuenta. “Las intervenciones sostenibles en transporte público generan beneficios que van más allá de la movilidad y que son mucho más importantes que la cantidad de pasajeros movilizados”, puntualiza el profesor Guzmán.
Entre la información recolectada, están las mediciones de contaminantes ambientales en microambientes de transporte de cinco modos de transporte y en cinco puntos fijos. También se recolectó información respecto al uso de los parques utilizando el Sistema de Observación de Actividades Físicas y Recreativas en Comunidad (SOPARC) y actividad física.
Se implementó acelerometría, considerada como una de las técnicas más precisas para registrar y almacenar datos sobre cantidad y nivel de actividad física realizada por una persona, y una aplicación en dispositivos móviles llamada Muévelo para medir la actividad física objetiva y conocer los patrones de viaje de una sub-muestra de la población estudiada. Además, se usaron diarios de viaje para conocer cómo el TransMiCable cambió el uso del tiempo de la comunidad.
En este proyecto, concluye el docente, “hemos demostrado que con financiación estable (desde 2018 hasta 2022) la academia puede contribuir a evaluar el impacto real de grandes inversiones públicas en proyectos urbanos”.
“Un primer paso para construir una ciudad inteligente es medir. Si no medimos el impacto de las inversiones públicas, ¿cómo sabemos si funcionan?, ¿cómo sabemos qué errores se cometieron y así no volverlos a repetir? En este proyecto estamos contribuyendo en este primer paso: generar conocimiento y que la ciudad se apropié de él”, señala el docente.
Lo que viene, finalmente, es que los datos y resultados de la investigación en Ciudad Bolívar sean útiles para mejorar futuros proyectos de movilidad, como el cable aéreo en la localidad de San Cristóbal y los demás cables planteados en el Plan de Ordenamiento Territorial, además de las líneas férreas y corredores verdes, con el fin de potenciar los impactos positivos y mitigar los negativos. De esta manera, la Universidad de los Andes continúa aportando, desde la investigación, a la construcción de una mejor ciudad y un mejor país.
Yezid Donoso | Profesor titular del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Computación | [email protected].
Mayo de 2023
El Departamento de Ingeniería de Sistemas y Computación de la Universidad de Los Andes se ha convertido en una incubadora de posibles soluciones a problemas urbanos, a través del uso de las TIC. Conoce el sistema de semáforos inteligentes para la gestión de tráfico en Bogotá y el sistema de monitoreo y asistencia para heridos desarrollados por nuestros investigadores.
¿Sabes cuáles son las ciudades más inteligentes del mundo? De acuerdo con el Smart City Index, realizado en 2022 por Intel y la consultora Juniper Research, Shangai, Seúl, Barcelona, Beijing y Nueva York ocupan los cinco primeros lugares de este ranking.
Pero ¿qué hace que estas ciudades sean catalogadas así? De acuerdo con los expertos, estas metrópolis han aprovechado el uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, TIC, para hacer más eficientes y sostenibles sus territorios, lo que les ha permitido evolucionar a lo que se conoce como ciudades 4.0 o smart city.
Estas ciudades cuentan, por ejemplo, con sensores para medir la calidad del aire, señalización inteligente, contadores para reducir el consumo de agua y luz, robots patrulla autónomos, balizas de señalización inteligente para proteger a los niños, contenedores inteligentes para el traslado de residuos, sistemas de movilidad y edificios sostenibles, entre muchas otras soluciones.
De esta manera, y gracias a estas tecnologías, logran una mejor gestión del tráfico, reducir sus niveles de contaminación, facilitar la gestión de los residuos, mejorar el aprovechamiento de los recursos naturales y proteger el cuidado de los ciudadanos, entre otras acciones, lo que al final se traduce en una mejor calidad de vida para quienes habitan estas ciudades, que es el gran pilar de las smart city.
Para los expertos, las smart city son, en resumidas cuentas, ciudades que se apalancan de la tecnología para crear soluciones innovadoras a problemas reales de los ciudadanos modernos.
Aunque para hacer realidad estos desarrollos se usan diversas tecnologías, la combinación entre el Internet de las cosas (IoT), es decir, los dispositivos (sensores, actuadores, entre otros) que permiten el intercambio de datos y ejecución de comandos a través del uso de las redes de comunicaciones como Internet, y Machine Type Communication (MTC), plataforma que habilita las comunicaciones M2M (Machie To Machine Communication), es decir que facilita la comunicación entre estos dispositivos, por ejemplo IoT, sin la necesidad de intervención humana directa, es una de las protagonistas de esta transformación digital.
De acuerdo con Yezid Donoso, profesor titular del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Computación de la Universidad de los Andes, estas dos tecnologías “son muy importantes dentro de las ciudades inteligentes porque permiten de manera eficaz y eficiente la puesta en operación de nuevos servicios a la ciudadanía basándose en las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Estas son tecnologías claves para eHealth, eTransportation, eGovernment, entre muchos otros campos de aplicación, las cuales en conjunto con 5G, amplían el espectro de posibilidades para el desarrollo de nuestras ciudades”.
Justamente, y aprovechando este tipo de tecnologías, investigadores del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Computación de Los Andes, impulsados por el profesor Yezid, demostraron el potencial de su uso para la gestión inteligente de casas, parqueaderos, bibliotecas y semaforización dentro de las urbes, además de su uso para solucionar problemas del país, como la búsqueda de personas desaparecidas y el acompañamiento médico a soldados heridos en combate.
De esta forma, el Departamento de Ingeniería de Sistemas y Computación de la universidad se ha convertido en una incubadora de posibles soluciones inteligentes a problemas urbanos, a través del uso de las TIC.
Estas son dos de las iniciativas que combinan el Internet de las cosas (IoT) y la Machine Type Communication (MTC), y que se han trabajado al interior del Departamento.
Gestión del tráfico en Bogotá
Uno de los problemas más acuciantes en las ciudades es el tráfico. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el tráfico urbano aumenta cada año en un 2% y se espera que para el año 2050 el número de vehículos en las vías se duplique en comparación con la cifra actual. Esta es una de las razones por las que la implementación de IoT y MTC es frecuente para solucionar la congestión urbana.
De hecho, según el profesor Donoso, en el mundo se están utilizando sensores de tráfico equipados con tecnología MTC para monitorear el flujo vehicular y ajustar los semáforos en tiempo real para mermar los tiempos de desplazamiento y con ello, además, contribuir con la reducción de la emisión de gases contaminantes del aire, otro problema crítico de las ciudades actuales.
Bajo este contexto, los ingenieros de sistemas y computación Juan Camilo Bustamante Atehortúa, Juan Esteban Chaparro Machete, Alberto Mario Consuegra Laino y Alejandro Córdoba Borja, propusieron un sistema de control de tráfico y semáforos para Bogotá, basados en la infraestructura MTC.
En este proyecto, los investigadores construyeron un prototipo de sistema de control de tráfico, con sensores infrarrojos para captar la congestión en las intersecciones y la densidad del tráfico, y los semáforos como dispositivos para realizar la acción (actuadores), con el fin de asignar tiempos de duración de verdes dinámicamente en un diseño a escala de 12 vías.
“A partir del diseño realizado, la construcción del prototipo y la implementación del algoritmo, se pudo constatar el gran potencial que tiene la quinta generación de redes y telecomunicaciones. Queda demostrado que, con esta revolución de nuevas tecnologías entrantes, las oportunidades de desarrollos e implementaciones son infinitas”, concluyen los investigadores.
La MTC y la salud
Esta tecnología también se ha utilizado en el sector de la salud con el fin de monitorear pacientes en tiempo real y emitir alarmas para que el personal médico tome decisiones rápidas y basadas en datos inmediatos, en caso de un incremento de la presión arterial o la frecuencia cardíaca, por ejemplo.
Basados en esta posibilidad, los ingenieros de sistemas Mario Hernández Pérez, Carlos Rincón Hurtado y Mariana Villamizar Rodríguez, se propusieron crear un sistema de monitoreo y asistencia para soldados heridos en combate, utilizando drones y aplicaciones Machine to Machine (M2M).
Los investigadores utilizaron sensores de ritmo cardíaco y drones para que, al identificar anomalías en los signos vitales, se envíe una alerta que despliega un dron de asistencia médica.
Se implementó un sistema compuesto de tres nodos comunicados a través de una plataforma MTC. Uno de estos es un sensor de ritmo cardíaco conectado a un pequeño ordenador (Raspberry Pi) que monitorea continuamente los signos vitales de un soldado y envía una alerta en caso de detectar anomalías. Otro de los componentes es un dron que, al recibir la alerta, realiza las labores de localización y reconocimiento de la zona donde se encuentra el herido. Por último, se cuenta con un tablero de control que permite visualizar y monitorear en tiempo real el estado del soldado, sus signos vitales y su geolocalización”, señala la investigación.
Para concluir, el profesor Yezid afirma: “la Universidad de los Andes es un generador, transformador y agente responsable de la transferencia de conocimiento, además es un actor importante para la apropiación de la tecnología. Nosotros nos apropiamos de la MTC y somos pioneros en el país en realizar su integración con sensores, drones y diferentes tipos de dispositivos para generar soluciones a problemas reales. Estamos haciendo que nuestros estudiantes la conozcan, realicen implementación real de la tecnología y demuestren su potencial con casos exitosos”.
Nelly García | Profesora asistente en el Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental| [email protected]| Juan Francisco Correal, profesor titular del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental | [email protected].
Mayo de 2023
Investigadores del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de Los Andes y la empresa Argos trabajan de la mano en el desarrollo de un tipo de unión de muros prefabricados que permita ampliar su uso en las edificaciones del país, lo que contribuye para avanzar hacia una construcción sostenible e inteligente.
La industria de la construcción es una de las mayores fuentes de emisiones de Gases de Efecto Invernadero,GEI, y contaminación en el mundo. De hecho, el Informe sobre la situación mundial de los edificios y la construcción de 2022, de la Alianza GlobalABC, concluye que el sector representó más del 34 por ciento de la demanda de energía en el planeta en 2021 y alrededor del 37 por ciento de las emisiones de CO2.
Entonces, si los esfuerzos planetarios están encaminados a que este sector sea neutro en emisiones para 2050, y para ello, según la Agencia Internacional de Energía (AIE) se deben reducir las emisiones directas de CO2 de los edificios en un 50% y 60% en el caso de las emisiones indirectas, son de gran importancia las acciones que desde todos los países se realicen para cumplir con este propósito, y la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes es consciente de ello, razón por la que trabaja en investigaciones de impacto que potencien el desarrollo y la innovación de este sector.
Bajo este contexto, se entiende la importancia del trabajo que adelanta el Centro de Investigaciones en Materiales y Obras Civiles (CIMOC), del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de Los Andes, y el grupo Argos, para darle viabilidad al uso de muros prefabricados en las edificaciones del país que, en definitiva, contribuye con la sostenibilidad y se alinea con el propósito de avanzar hacia una construcción inteligente.
De acuerdo con Nelly García, profesora asistente del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental, quien hace parte del CIMOC, “el sistema prefabricado es un 40 por ciento más rápido de construir que un sistema tradicional. Esto representa un ahorro en dinero, porque no se construye en obra, se puede salir al mercado más rápido, los desperdicios bajan entre un 80 y 90 por ciento, se mejora la calidad de los materiales de construcción y se disminuye la emisión de CO2 en el proceso de producción”.
Con este trabajo investigativo, comenta Juan Francisco Correal, profesor titular del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental, quien también hace parte del CIMOC, se indaga sobre el comportamiento sísmico de un sistema de muros prefabricados que cumple con todos los requisitos normativos exigidos por el Reglamento colombiano de construcción sismorresistente (NSR-10) para muros estructurales con capacidad de disipación moderada de energía (DMO), es decir, que puede soportar adecuadamente sismos en zonas de amenaza sísmica intermedia como Bogotá y Medellín, con el fin de garantizar un sistema innovador, competitivo y seguro para su implementación en el país.
En palabras sencillas, señala el docente, la empresa buscó a la universidad para hacer una validación desde la normatividad vigente para los prefabricados en Colombia, pasando por el desarrollo de los elementos de unión que se deben utilizar para garantizar que la estructura cumpla con las normas de sismorresistencia en muros de diferentes tamaños y cargas, hasta simular la sismicidad de viviendas con muros prefabricados, con el fin de verificar el comportamiento de la edificación y determinar si tienen el mismo margen de seguridad que tendría una diseñada bajo la normativa de Estados Unidos.
“La relación universidad – empresa ha sido muy exitosa, porque ya se están haciendo construcciones con las conexiones que desarrollamos y probamos. Y no es que este tipo de unión sea sofisticada o no se haya usado antes, la novedad está en que estamos brindando una especificación clara sobre cómo usar la unión para muros prefabricados y cumplir con las normas vigentes colombianas”, explica el profesor Correal.
“Con el proyecto de Argos estamos cerrando una brecha en el tema normativo y demostrando que los sistemas prefabricados son seguros, económicos y contribuyen con la sostenibilidad. Además, estamos eliminando las barreras para que otras empresas se involucren en este tema”, puntualiza la profesora Nelly García.
Las tecnologías en la construcción
En las ciudades inteligentes, la utilización de elementos prefabricados no solo ayuda a reducir el tiempo de construcción y esto contribuye a disminuir los residuos, el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también facilita la implementación de diseños que puedan integrarse fácilmente con otras tecnologías, que permiten tener un mayor control y eficiencia en la gestión de los recursos.
“Uno de los problemas del sector de la construcción es que está separado en disciplinas que no se hablan entre sí. La industria 4.0 ha abierto la posibilidad de lograr una integración con el uso de las TIC, que permiten romper paradigmas y generar plataformas para integrar el diseño, la fabricación, el ensamblaje y la operación de las edificaciones”, señala la docente García.
Por esta razón, desde la Universidad de los Andes hay una preocupación para formar profesionales competentes y que integren en su quehacer el uso de las nuevas tecnologías.
Entre ellas destacan, por ejemplo, el Modelado de Información de Construcción (BIM), una tecnología que permite crear modelos virtuales de los edificios y estructuras antes de su construcción. Esto facilita a los equipos de diseño, arquitectos, ingenieros y contratistas trabajar en conjunto y visualizar las edificaciones en 3D para identificar posibles problemas y soluciones antes de iniciar la construcción. Además, los modelos BIM pueden ser utilizados para planificar el mantenimiento y las renovaciones de los edificios a lo largo del tiempo.
Por otra parte, los gemelos digitales o digital twins son modelos virtuales precisos de edificios o sistemas de infraestructura que se actualizan en tiempo real. Los gemelos digitales permiten a los arquitectos, ingenieros y otros profesionales de la construcción probar diferentes diseños y escenarios para mejorar la eficiencia energética, la sostenibilidad y la seguridad.
Y, finalmente, con el data analysis y el machine learning se puede recopilar y analizar grandes cantidades de datos de los sensores instalados en los edificios y sistemas de infraestructura en tiempo real para identificar patrones y optimizar el rendimiento. Por ejemplo, los sistemas de iluminación y calefacción pueden ajustarse automáticamente en función del uso del edificio y las condiciones climáticas.
Para concluir, el profesor Correal, señala que en materia de construcción inteligente, “la universidad ha tomado un liderazgo para innovar e influir positivamente en la industria, porque tiene el ambiente perfecto, con académicos preparados y actualizados, para resolver los problemas reales que tienen las empresas, además, es la llamada a utilizar las nuevas tecnologías para romper con la inercia que caracteriza al sector de la construcción y empujarlo a vivir un proceso de innovación más rápido, como sucede en otras industrias”.
Conoce otros de los proyectos en los que trabaja el (CIMOC) para avanzar en temas de construcción inteligente.
Mayo de 2023
Navega por el especial de CONTACTO: Ciudades inteligentes, en el que expertos de la academia, la industria y el gobierno nos presentan los retos y las oportunidades de construir las urbes del futuro que el planeta exige y en las que la innovación debe estar puesta al servicio de los ciudadanos, con el gran propósito de mejorar su calidad de vida.
Catalina Rodríguez | coordinadora del Programa Progresa Fenicia| [email protected] | Maurix Suárez| gerente del campus de la Universidad de los Andes| [email protected]| Fernando Jiménez| líder del Buró de Innovación Germania, BIG, y profesor asociado del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad de los Andes| [email protected] | Nathalia Franco| directora del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo, Cider, de la Universidad de los Andes y una de las promotoras del programa Progresa Fenicia| [email protected].
Mayo de 2023
Conoce el proyecto promovido por la Universidad de los Andes que busca convertir el barrio Las Aguas de Bogotá en el piloto del desarrollo de las ciudades del futuro en Colombia.
Al noroeste del Centro Histórico de Bogotá, en la falda del cerro de Monserrate, se está planeando transformar la que será la primera “ciudad dentro de la ciudad” inteligente, circular y sostenible de Colombia.
El territorio protagonista de este proyecto es el tradicional barrio Las Aguas que, con más de 100 años de historia, guarda a lo largo de sus calles y casas, algunas aún muy antiguas, el recuerdo del nacimiento industrial capitalino, con las primeras fábricas de chocolate, cerveza, sombreros, velas y vidrio, entre otras, que tuvo Bogotá.
Así que, más de un siglo después, el barrio Las Aguas volverá a ser el epicentro de una nueva revolución, esta vez, la de las ciudades del futuro.
Esta reciente historia comenzó en 2004, cuando la Alcaldía de Bogotá, a través del Plan de Ordenamiento Territorial, POT, decidió declarar buena parte del barrio Las Aguas como área de renovación urbana. Esto quiere decir que abrió la posibilidad para que se desarrollara un proyecto de transformación y revitalización dentro del territorio con el propósito de convertir sus espacios deteriorados en nuevas zonas para el disfrute y desarrollo de sus comunidades.
Una oportunidad que la Universidad de los Andes, el principal vecino de esta comunidad desde 1948, se tomó muy en serio como una manera de repensar, además de su crecimiento y futuro, su responsabilidad con los habitantes de este sector que la ha acogido por más de siete décadas.
De esta manera, empezó un trabajo de diálogo entre la comunidad, la universidad y la administración distrital para darle forma a lo que se convertiría, posteriormente, en la propuesta del Plan Parcial de Renovación Urbana “Triángulo de Fenicia”, promovido por Los Andes.
Para lograr que los objetivos contemplados en esta propuesta de renovación fueran alcanzados, entre estos, generar nuevo espacio público y equipamientos, fortalecer la economía del sector, optimizar su infraestructura urbana, integrar los cerros orientales a la ciudad, promover proyectos inmobiliarios, garantizar la permanencia de propietarios y moradores de la zona y proteger la conservación de los bienes de interés cultural de la zona, entre otros, la universidad decidió darle vida, en 2011, al Programa Progresa Fenicia.
La iniciativa, contenida en el Programa de Desarrollo Integral, PDI, 2011-2015 de la universidad y que hace parte de la Gerencia del campus, buscaba materializar, además del plan parcial de renovación, cumplir con el objetivo de Los Andes de generar proyectos de transformación e innovación que impacten su entorno.
El Programa Progresa Fenicia se convirtió, entonces, en el articulador de proyectos sociales, ambientales, económicos y urbanísticos que desarrolla en conjunto con el Fideicomiso Triángulo de Fenicia, los constructores, el distrito y los vecinos del sector, entre otros actores, buscando incluir y beneficiar a los diferentes involucrados en el plan parcial de renovación, para hacer realidad ese territorio imaginado.
“Este es un epicentro de creación de nuevas maneras de hacer y ejercer ciudadanía, de cooperar y de construir ciudad entre todos”, señaló Catalina Rodríguez, coordinadora del Programa Progresa Fenicia.
Tenemos luz verde
Luego de casi una década de trabajo y conocimiento construido entre la comunidad de Las Aguas y la universidad, el Distrito, mediante el Decreto 420 de 2014, adoptó el Plan Parcial de Renovación Urbana “Triángulo de Fenicia”, con el que se daba luz verde al proyecto.
Quizá, una de las principales innovaciones de este plan parcial de renovación es que enfrenta, como lo señaló Maurix Suárez, gerente del campus de la Universidad de los Andes, en su momento, “uno de los problemas más grandes de la renovación urbana a nivel mundial: la llamada gentrificación, es decir, el desplazamiento de la clase media y trabajadora de una zona, cuando al renovarse un sector urbano con modernos edificios, comercios y oficinas se desplaza a sus habitantes, se desconoce su historia y sus raíces, y se pierde la conexión con el pasado”.
Esto, porque en el “Triángulo de Fenicia” se protegerán a las casi 400 familias residentes del lugar, bajo el eslogan “Todos nos movemos, todos nos quedamos”.
De esta manera, el plan de renovación urbana garantiza que los propietarios de la zona reciban, en el nuevo proyecto inmobiliario, los mismos metros cuadrados que hoy poseen, que mantengan, por un periodo inicial de 10 años, el mismo estrato de su predio actual y que se ofrezcan facilidades para que los residentes arrendatarios puedan adquirir una vivienda en el sector.
Con esta luz verde, el equipo de trabajo del Programa Progresa Fenicia inició la etapa de implementación del proyecto, en el que su gran protagonista ha sido la comunidad.
Existe un programa de refuerzo escolar (Refuerzo Escolar Fenicia) al que asisten los niños en edades entre 6 y 17 y el PreIcfes de Fenicia, al que asisten jóvenes que cursen el grado once, los propietarios de negocios de la zona participan del programa Emprende Fenicia, sus adultos mayores pueden acceder a alfabetización en informática e inglés, y a clases de yoga, baile y tejido.
En el 2015, fue creada la Huerta Fenicia, en la que mujeres como María Antonia Jaimes y Luz Amparo Bedoya, entre muchas otras, algunas madres cabeza de familia, han encontrado una nueva oportunidad. En este espacio, destinado a la agricultura urbana, ellas cultivan romero, variedad de hortalizas, kale, suculentas, menta, papa y yacón, entre otros productos que usan para su consumo diario, pero que también les ha permitido aprender una nueva actividad. La huerta está abierta a toda la comunidad aledaña al Plan Parcial
Huerta Fenicia
Una ciudad inteligente, circular y sostenible
Durante esta fase de implementación del proyecto y a la par del trabajo con la comunidad, el Programa Progresa Fenicia empezó a pensar cómo aprovechar el plan parcial de renovación para desarrollar, en este lugar, un piloto de ciudad inteligente, circular y sostenible que fuera pionero en Colombia.
Esto, con el fin de llevar la investigación y los diferentes avances tecnológicos que se desarrollan al interior de la academia al mundo real, para que Triángulo de Fenicia se convirtiera en un laboratorio vivo en este tema.
Una oportunidad de oro, teniendo en cuenta que, las renovaciones urbanas permiten establecer una gestión inteligente de los territorios, pieza clave de este modelo de smart city, ciudades circulares y/o sostenibles, como lo señalan los expertos.
“Una ciudad inteligente es aquella que coloca a las personas en el centro del desarrollo, incorpora Tecnologías de la Información y Comunicación en la gestión urbana y usa estos elementos como herramientas para estimular la formación de un gobierno eficiente que incluya procesos de planificación colaborativa y participación ciudadana. Al promover un desarrollo integrado y sostenible, las smart cities se tornan más innovadoras, competitivas, atractivas y resilientes, mejorando así las vidas de sus habitantes”, señala el documento “La ruta hacia las smart cities: migrando de un gestión tradicional a la ciudad inteligente”, del Banco Interamericano de Desarrollo, BID.
Y este es, precisamente, el enfoque de desarrollo que se está pensando para el “Triángulo de Fenicia” y que ya ha empezado a obtener reconocimientos internacionales. Por ejemplo, ser escogido como piloto del Programa Acelerador de Eficiencia Energética (Building Efficiency Accelerator, BEA) para Colombia, monitoreado por el Consejo Colombiano de Construcción Sostenible, CCCS.
Este es uno de los seis programas para escalar las acciones de eficiencia en el marco de la iniciativa denominada Sustainable Energy for All (SE4ALL) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y del Banco Mundial.
Gracias a este apalancamiento y como parte de todo el trabajo de transferencia de conocimiento para conectar la investigación que se realiza en la universidad con la práctica, nació en 2019 el laboratorio fotovoltaico “KIOSOL” o Kiosko SoLar», en el que se estudia, a pequeña escala, cómo aprovechar y gestionar, de manera inteligente, energías renovables para la comunidad del barrio Las Aguas, a través de una microrred.
En el largo plazo se busca avanzar hacia una red inteligente, a gran escala, que aproveche fuentes renovables de energía y que adopte herramientas como IoT, Infraestructura de Medición Avanzada, Interfaces Hombre Máquina y Living Lab, entre otras, una red de sensores urbanos y tecnologías de monitoreo y almacenamiento de información de áreas como tránsito, calidad del aire, temperatura, nivel de ruido, gestión de semaforización, video vigilancia, seguridad y situaciones de emergencia, smart parking y contar con una estación de carga para vehículos eléctricos o híbridos de acceso público, entre otras soluciones.
Pero, además de la iniciativa de eficiencia energética, en el marco del proyecto de renovación urbana se vienen planteando otras iniciativas que, por ejemplo, permitan el uso más responsable de otros recursos como el agua, faciliten la reducción de la huella de carbono, mejoren la gestión y el aprovechamiento de los residuos e impulsen la construcción sostenible y la movilidad verde.
Adicionalmente, hoy el proyecto cuenta con el Buró de Innovación Germania, BIG, liderado por Fernando Jiménez, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad de los Andes, que busca ser una plataforma colaborativa de participación, experimentación, aprendizaje y transferencia de conocimiento.
“BIG quiere ser ese espacio de trabajo y reflexión de cómo debe ser ese nuevo modelo de ciudad donde las tecnologías son la herramienta y el pretexto para resolver problemas de la vida cotidiana que mejoren la calidad de vida de las personas, en algo que nosotros llamamos tecnologías conscientes para comunidades inteligentes”, agregó el profesor.
Para Nathalia Franco, directora del Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Desarrollo, Cider, de la Universidad de los Andes y una de las promotoras del programa Progresa Fenicia y del Decreto 420 de 2014, tenemos que ver a Fenicia como un modelo integral de gestión del territorio que beneficia a todo los que hacen parte del proyecto y en el que la universidad ha puesto, sobre sus planos, todo el trabajo de investigación que sobre este tema ha realizado.
“Hemos logrado que Fenicia se convierta en un referente sobre estos nuevos modelos de renovación que necesita, no solo Colombia sino el mundo”, añadió.
Razón por la que el proyecto recibió el Premio Internacional a la Excelencia en Planeación 2020 en América Latina, entregado por la Asociación Americana de Planeación (APA, por sus siglas en inglés); en la categoría Planeación Comunitaria y Regional, destacando sus esfuerzos en la formulación, consolidación y ejecución de una renovación urbana incluyente.
Olga Lucía Sarmiento | Profesora titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes | [email protected] | Felipe Montes | Profesor asociado del Departamento de Ingeniería Industrial de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes| [email protected]|José David Meisel | Profesor del programa de Ingeniería Industrial de la Universidad de Ibagué | [email protected].
Mayo de 2023 Investigadores de la Universidad de Los Andes y la Universidad de Ibagué crearon un modelo matemático que permite relacionar la transición hacia la obesidad de los adultos en Colombia con factores socioeconómicos y de género.
Con más de 2.8 millones de muertes cada año, la obesidad se ha convertido en una epidemia mundial. De acuerdo con los datos de 2021 de la Organización Mundial de la Salud, OMS, en los últimos 50 años, las tasas de sobrepeso y obesidad se han triplicado en la región de las Américas, y afectan actualmente al 62,5% de la población, la prevalencia regional más alta del mundo.
Según el mismo organismo, la obesidad es uno de los principales factores de riesgo de muchas Enfermedades No Transmisibles (ENT), como la diabetes, las afecciones cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares, así como de varios tipos de cáncer, que juntas causaron en 2022 el 70% de los decesos de personas en todo el planeta.
Modelo matemático para estudiar la transición de la obesidad
Para analizar a qué obedece esta tendencia, exactamente en Colombia, investigadores de las universidades de Los Andes y la de Ibagué crearon un modelo de dinámica de sistemas para estudiar la transición de la obesidad teniendo en cuenta factores socioeconómicos, de género y de edad, con el que pudieron identificar los grupos de población con mayores riesgos.
La investigación, liderada por Felipe Montes, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Industrial y Olga Lucía Sarmiento, profesora titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes y José David Meisel, profesor del programa de Ingeniería Industrial de la Universidad de Ibagué, demostró que, a nivel país, las transiciones de sobrepeso a obesidad aumentarían considerablemente para 2030 entre los adultos de bajo nivel socioeconómico, particularmente entre las mujeres, a medida que aumente el Producto Interno Bruto, PIB, per cápita.
“Las proyecciones del modelo también indican que las regiones de Colombia se encuentran en diferentes etapas de transición hacia la obesidad. En el caso de las mujeres, se esperaba que cinco de las seis regiones experimentaran una transición de obesidad por nivel socioeconómico con el tiempo. Para los hombres, se esperaba que solo para la Orinoquia y la Amazonia pasaran por una transición de obesidad. Sin embargo, a nivel departamental, las tendencias en la carga de la obesidad variaron”, así lo señala el artículo sobre esta investigación que fue publicado en la revista BMJ Open.
De acuerdo con los investigadores, esto ocurre, por ejemplo, por la dinámica justamente de los territorios urbanos, en los que a medida que se genera mayor desarrollo, se dan más alternativas de mejorar los ingresos de las personas y las familias, las mujeres cabeza de hogar buscan oportunidades en el mercado laboral, logran tener un mayor acceso a alimentos no saludables y el entorno construido de las ciudades cambia, reduciendo los espacios para realizar actividad física.
En palabras más sencillas, indica el profesor Meisel, con esta investigación se pudo demostrar que Colombia sigue la tendencia mundial que indica que “las mayores prevalencias de obesidad están cambiando hacia la población de nivel socioeconómico más bajo, sobre todo en las mujeres. Para los hombres, se prevé que la carga de obesidad siga siendo mayor entre las personas con un nivel socioeconómico más alto, al menos hasta 2030, pero puede extenderse”, y, además, evidenciar la situación por departamento, en donde se pueden dar comportamientos diferentes, por las particularidades de desarrollo económico de cada región.
¿Cómo funcionó el modelo?
“El modelo de dinámica de sistemas es, básicamente, una aproximación metodológica que permite tomar una realidad no lineal, representarla mediante ecuaciones diferenciales y simular en un software su evolución en el tiempo, con el fin de apoyar la toma de decisiones y la generación de políticas” explica el profesor Montes.
En este caso, gracias a los datos de la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia (ENSIN) de 2005 y 2010, realizada por el DANE, fue posible desarrollar un modelo que simula la transición de la obesidad por categorías de Índice de Masa Corporal (IMC), género y nivel socioeconómico desde 2005 hasta 2030.
Es importante recordar que la ENSIN recoge datos sobre población, edad y género, además del indicador de desarrollo económico dado por el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita.
Una herramienta para tomar mejores decisiones
El modelo desarrollado se convierte en una herramienta muy útil que respalda “la necesidad de una planificación de políticas que considere el nivel socioeconómico y el género, a nivel nacional y subnacional, como determinantes importantes del sobrepeso y la obesidad entre los adultos en Colombia”, sostiene la publicación sobre la investigación
Adicionalmente, con el modelo de dinámica de sistemas propuesto, explica el equipo, se puede estudiar, a través de la simulación, si las políticas que se desarrollan en los municipios y departamentos generan un impacto en la población a mediano y largo plazo y de esta forma definir la ruta a seguir para revertir la tendencia hacia la obesidad, que a un sistema de salud como el colombiano puede resultar muy costoso.
“Además, nuestros resultados también subrayan la importancia de los programas dirigidos a la prevención de la obesidad que podrían incluir la promoción de la actividad física (AF), la alimentación saludable y esquemas de impuestos para las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados”, agrega el documento.
Este proyecto ha contribuido, además, a incluir preguntas en la Encuesta Nacional de Demografía y Salud – ENDS, con el fin de tener información de todos los grupos de edad que permita generar un análisis más preciso de la situación nutricional de la población colombiana. También fue el punto de partida para trabajar en un proyecto que tiene como objetivo comparar lo que está sucediendo en Colombia con lo que pasa en México, y de esta forma mostrar la transición hacia la obesidad en un contexto latinoamericano.
Ente caso demuestra que a través de la modelación y la simulación computacional se puede estudiar la salud pública desde un enfoque interdisciplinar. Esto ha permitido incorporar datos de múltiples fuentes para modelar y mejorar estrategias de promoción y prevención de enfermedades crónicas y sus factores de riesgo asociados en múltiples ciudades y utilizar la tecnología para abordar este tipo de problemas bajo el concepto de digital health o salud digital.