Skip to main content

Etiqueta: energía solar

Potencial energético

COLOMBIA, CHILE Y ALEMANIA AVANZAN EN SEGURIDAD ENERGÉTICA Y ALIMENTARIA

Rocío Sierra | Profesora asociada del Departamento de Ingeniería Química y de Alimentos de la Universidad de los Andes|  [email protected].  

Mayo de 2023
La Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes hace parte de un proyecto de cooperación triangular que busca explorar y aprovechar el potencial energético solar y de la biomasa en los dos países latinoamericanos, con el que no solo se aborda el tema de las energías renovables sino con el que se impactará el desarrollo agrícola.

“La presión del cambio climático y las demandas de una población urbana creciente, consecuencia de la existencia cada vez más frecuente de megaciudades”, como lo señala el documento “Nexo entre el agua, la energía y la alimentación en América Latina y el Caribe: planificación, marco normativo e identificación de interconexiones prioritarias”, de la CEPAL, han hecho que el planeta busque nuevos modelos de territorio que comprendan y gestionen, de manera integral e inteligente la interconexión de estos elementos.

Pero ¿por qué es tan importante esta interdependencia? Aunque parece demasiado lógica, en la actual coyuntura mundial sí que se evidencia la urgencia de entender cuál es su real conexión. 

Durante las reuniones sobre el Impacto del Desarrollo Sostenible del Foro Económico Mundial 2022, los expertos invitados señalaron que la relación entre estos elementos no puede seguir siendo ignorada, en una actual crisis global de recursos como la que está viviendo el planeta. 

Esto porque, el sistema alimentario es uno de los factores que mayores emisiones de Gases Efecto Invernadero, GEI, produce, existe una crisis alimentaria que pone en riesgo a más de 1.700 millones de personas y una escasez de fuentes de energía que encarecen sus precios, lo que también empuja los costos de los fertilizantes con los que se cultiva. Esto deja claro cómo uno depende del otro y el peligro de no pensar en soluciones que los contemplen de manera integral. 

Inquietos, de manera permanente, por encontrar soluciones a estas problemáticas globales, los ingenieros de la Universidad de los Andes trabajan en un proyecto de cooperación triangular entre Alemania, Colombia y Chile que busca explorar y aprovechar el potencial energético solar y de la biomasa en los dos países latinoamericanos, con el que no solo se aborda el tema de las energías renovables sino con el que se busca impactar el desarrollo agrícola, de cara a la crisis alimentaria mundial.

De acuerdo con Rocío Sierra, profesora asociada del Departamento de Ingeniería Química y de Alimentos de la Universidad de los Andes, líder del proyecto desde la institución, en esta iniciativa de cooperación triangular participan por parte de Colombia los ministerios de Minas y Energía, Agricultura y Ambiente, la Unidad de Planeación Minero Energética, UPME, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, IGAC, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, IDEAM y la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional, APC; también se vincularon por parte de Chile, el Centro de Energía de la Universidad de Chile, el Ministerio de Energía de Chile, y la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID); adicionalmente, se vinculó la filial alemana del Fraunhofer de Chile; con el fin de responder al llamado realizado en convocatoria por la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional, GIZ.

El proyecto se formuló pensando en el beneficio de comunidades vulnerables que se seleccionaron con metodologías desarrolladas dentro de la investigación, con el propósito de avanzar en pruebas de concepto de exploradores que cuantifican el potencial de radiación solar y de biomasa residual agrícola, temas en los que ya habían trabajado previamente los países participantes.

Ahora, gracias a la alianza triangular se está compartiendo conocimiento para potenciar estos exploradores y consolidar un sistema que permite integrarlos para obtener información de mayor impacto en la generación de estrategias de seguridad energética y alimentaria. 

“Lo que planteamos fue usar imágenes satelitales que procesadas con Sistemas de Información Geográfica, SIG, nos permitieran seleccionar la zona de estudio y determinar allí, con herramientas de Inteligencia Artificial, algoritmos de uso y otros datos clave, por ejemplo, metereológicos, el potencial de producción energética de biomasa residual agrícola y de radiación solar. Estos sistemas pueden integrarse para identificar oportunidades dentro del contexto del nexo agua-energía-alimentos que permitan favorecer comunidades rurales y la producción agrícola sostenible. Por otra parte, también se harán algunos avances sobre la determinación del potencial energético en techos solares para beneficio de comunidades urbanas”, señaló la profesora Rocío.

De acuerdo con la docente, para el caso de Colombia se determinó que son cerca de 20 municipios en los departamentos de Cesar y Bolívar, que luego del análisis, caracterización y priorización de los indicadores socioeconómicos y físicos, se identificaron como comunidades altamente vulnerables con un potencial interesante de producción de energía solar y de biomasa. Chile cuenta con resultados similares.

“En Colombia fueron en total de cerca de 20 mil hectáreas de municipios que hacen parte de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, PDET. Estas zonas han sido afectadas por el conflicto armado, lo que permitió que fueran priorizadas dentro de los indicadores, teniendo en cuenta que uno de los objetivos de la convocatoria era impulsar la reactivación económica en poblaciones vulnerables, tras los efectos negativos provocados por la pandemia del COVID 19, a través de iniciativas que contribuyeran a aprovechar el potencial de fuentes renovables de energía”, añadió Sierra. 

Agregó, además, que uno de los impactos de este proyecto se cuantifica a través del incremento en la generación de empleos, el cálculo de índices de reducción de Gases de Efecto Invernadero y otros indicadores de seguridad energética y alimentaria.

Identificados los territorios, los investigadores han avanzado en los desarrollos tecnológicos, entre estos, los exploradores satelitales solar y agrícola que trabajan con datos históricos, de geolocalización y de imágenes satelitales que gracias al Machine Learning (aprendizaje automático de máquinas) han logrado procesar la información, identificar polígonos de interés y desarrollar algoritmos para la construcción del modelo de clasificación, lo que les permitirá, posteriormente, determinar el potencial de los recursos. 

De acuerdo con la profesora, para el caso del potencial de biomasa se han identificado cultivos de interés en la zona seleccionada tales como: arroz, palma de aceite, café, cacao, maíz y yuca y se han alcanzado desarrollos en palma de aceite.

En enero pasado, la Universidad de los Andes recibió la visita de la delegación del Ministerio de Energía de Chile, la Universidad de Chile y su Centro de Energía para compartir las experiencias y los avances alcanzados en el marco del proyecto. 

Durante el encuentro, los investigadores de los dos países adelantaron mesas de trabajo en las que se definió la agenda y los compromisos para 2023, entre estos, el desarrollo de la herramienta que permita integrar los exploradores para identificarán las oportunidades: agrícolas y de  generación de energía renovable a partir de la cuantificación de los recursos disponibles hallados en la primera fase del proyecto y construir los indicadores de impacto. 

Para Danilo Jara, jefe de regulación de la División de Energía Renovable y Eficiencia Energética del Ministerio de Energía de Chile, la visita a Colombia fue bastante fructífera, ya que permitió definir con mayor claridad  los objetivos, las metas y los productos que se alcanzarán. “Desde Chile queremos aportar con el conocimiento solar que tenemos y Colombia nos está tratando de ayudar con la parte de biomasa que es donde tenemos menos experiencia”, señaló.  

Ahora, la delegación de Colombia se prepara para viajar a Chile para continuar revisando los avances del proyecto, actualizar los compromisos planteados y revisar las oportunidades de ampliar la cooperación. 

Para la profesora Rocío el desarrollo de este proyecto se convertirá en un herramienta para la toma de decisiones a nivel país y región, tanto para ministerios y otras entidades gubernamentales, como para la ciudadanía en general, por ejemplo un agricultor.

“Una vez el proyecto esté completamente desarrollado contará con aplicaciones móviles que permitirán la toma informada de decisiones por parte de agricultores y entidades gubernamentales, teniendo en cuenta las condiciones de radiación solar que favorecen los cultivos. Igual sucede con el aprovechamiento de la biomasa residual agrícola porque la herramienta nos permitirá conocer la energía que este recurso puede generar, lo que nos permitirá tomar decisiones de su uso para reemplazar otros combustibles como el carbón, por ejemplo”, añadió.

De acuerdo con la profesora Rocío, este proyecto de investigación demuestra una vez más la altísima innovación y calidad técnica con la que trabajan los ingenieros uniandinos y que, sin lugar a dudas, los ha convertido en una autoridad interdisciplinar a al hora de hablar de diversos temas, en este caso de transformación energética.

En este proyecto participan, desde su concepción, los profesores del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, Guillermo Jiménez Estévez y José Fernando Jiménez. 

Además, se vincularon desde el inicio, Michael Bressan, profesor del Departamento de  Ingeniería Eléctrica y Electrónica, Haydemar Núñez, profesora del  Departamento de Ingeniería de Sistemas y Computación y Felipe Giraldo, profesor del Departamento de Ingeniería Biomédica, así como estudiantes de pregrado, maestría y doctorado. 

Las perovskitas, el futuro en proyectos de energía solar

Pablo Ortiz Herrera, Profesor Asociado del Departamento de Ingeniería Química y de Alimentos, Universidad de los Andes. | Doctor por la Universidad de Navarra |portiz | @uniandes.edu.co.

Investigadores uniandinos trabajan desde hace seis años en el estudio de las perovskitas, un nuevo material que cuenta con gran potencial para su uso en paneles solares gracias a su capacidad de absorción de la radiación y que contribuiría a masificar la energía fotovoltaica.

Julio de 2022
Con el Acuerdo de París, en 2015, por primera vez en la historia de la humanidad todas las naciones se comprometieron a tomar medidas contra el cambio climático, y se estableció una meta global: mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2°C y hacer el mayor esfuerzo para que no sobrepase los 1.5°C. Para el cumplimiento de este propósito es fundamental incrementar la producción y consumo de energías renovables como la solar, de tal manera que se facilite la transición energética y la descarbonización de la economía.

Ya estamos cerca del 2030, año para el cual el mundo ha fijado acciones para dar cumplimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), como el relacionado con energía asequible y no contaminante, en donde el impulso a las fuentes solares será clave en la reducción de emisiones de CO 2, así como para llegar a lugares apartados en donde se carece de este servicio. Esto, porque las energías renovables, por obtenerse de fuentes naturales inagotables, como la solar, no contribuyen al calentamiento global.

Y es que la transición hacia una energía más limpia hace eco en el mundo. Un informe de RatedPower muestra que 2022 será un año para el impulso de las energías renovables, entre ellas la energía solar. De acuerdo con el documento, se estima que este año el sector solar, a nivel mundial, alcanzará la capacidad de 200 GW, superando el récord de 127 GW de 2021.

Adicionalmente, y de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, IEA, por sus siglas en inglés, la generación de energía a partir de fuentes renovables crecerá un 50% en los próximos cinco años, especialmente por la instalación de paneles fotovoltaicos que representarán el 60% de este incremento frente al 25% que registrarán los sistemas eólicos.

Este avance de la energía solar ha incentivado también la investigación sobre nuevos materiales que faciliten su masificación. Entre estos se encuentran las perovskitas, una familia de compuestos con una estructura particular, que cuentan con gran potencial para su uso en paneles solares gracias a su capacidad de absorción de la radiación. Adicionalmente su flexibilidad y bajo peso, al depositarse en capas delgadas, y la posibilidad de sintetizarlas con bajos costos e impactos ambientales cuando se comparan con las tecnologías basadas en silicio, las hacen
muy atractivas.

El estudio de las perovskitas es, precisamente, la línea de investigación de Pablo Ortiz Herrera, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Química y de Alimentos y María Teresa Cortés del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes, quienes llevan seis años generando conocimiento científico en beneficio de mejorar el desempeño de dispositivos basados en estos materiales.

“Las perovskitas cuentan con una gran capacidad para absorber la radiación solar y generar energía eléctrica de forma muy eficiente. En solo 12 años de investigación a nivel mundial se han alcanzado valores de conversión superiores al 25%. Actualmente, sin embargo, su tiempo de vida está alrededor de solo año y medio, muy bajo en comparación al del silicio, el material tradicional con el que se fabrican los paneles solares y que tiene una durabilidad que supera los 20 años. Ese es el gran reto, incrementar la estabilidad de las celdas basadas en perovskitas para
permitir su comercialización y masificación”, sostuvo Ortiz.

De acuerdo con el profesor, aunque el uso de los perovskitas en paneles solares aún está en fase de investigación en laboratorio, esto no resta importancia frente a un futuro prometedor del uso de este material.

“Es una gran apuesta de la comunidad científica internacional, que hoy trabaja en el mejoramiento de algunos aspectos que limitan su uso, en temas como la sensibilidad frente al oxígeno y a la humedad, lo cual es una desventaja frente al silicio. Por otra parte, actualmente muchas de las perovskitas investigadas contienen plomo y su sustitución será necesaria para evitar los impactos en la fase de fin de vida del producto”, añadió el profesor.

«La cantidad de energía que irradia el sol sobre el planeta, de forma aprovechable con la tecnología actual, es aproximadamente 2 mil veces más de la energía total que consumimos. Sin embargo, de ese total, sólo un 3% proviene de paneles solares”: Pablo Ortiz.

 

 

El potencial colombiano

Aunque en el futuro próximo no se vislumbra en Colombia una producción de este material a gran escala, debido principalmente a que el país no cuenta con la infraestructura tecnológica necesaria, si debe estar preparado para hacer transferencia de las nuevas tecnologías en energía solar que permitan implementarlas de una manera adecuada y sostenible.

“Esta es una investigación experimental, cuyo impacto puede ser de mediano o largo plazo. De lo que estamos seguros es que contribuirá al desarrollo de las energías renovables. Así mismo, cada vez será más importante que a la par con el desarrollo de tecnologías para un mejor aprovechamiento de la energía solar, se avance también en educación con respecto a nuevas alternativas en energía y soluciones energéticas”, añadió el profesor.

“Colombia por su posición geográfica y climatología es un país que puede aprovechar aún más la energía solar y generar electricidad en comunidades en la Orinoquia y la Amazonia, La Guajira, entre otras. En estas regiones los altos niveles
de radiación favorecen el empleo de paneles solares, contribuyendo a su vez con la reducción en el uso de combustibles fósiles pero sobre todo brindando conectividad, seguridad y autonomía a la población”: Pablo Ortiz.“

Esta importante investigación se viene desarrollando con el apoyo de estudiantes de postdoctorado, doctorado, maestría y pregrado de los departamentos de Ingeniería Química y Química de la universidad. Además, ya se han producido publicaciones importantes, de las cuales se destacan: Electrodeposited PEDOT:PSS-Al2O3 Improves the Steady-State Efficiency of Inverted Perovskite Solar Cells y NaCl doped electrochemical PEDOT:PSS layers for inverted perovskite solar cells with enhanced stability.

Colombia, en términos de emisiones por energía eléctrica generada, contamina menos que otros lugares del mundo puesto que más del 65% de su matriz proviene de hidroeléctricas y el 35% restante de energías basadas en gas y carbón principalmente. Sin embargo, hemos retrocedido ya que para contrarrestar la variabilidad climática incrementamos en las últimas décadas el porcentaje en el uso de combustibles fósiles.

 

 

[1] Pronósticos y tendencias clave en la industria renovable mundial y de energía
solar en 2022 (marzo 2022). Obtenido de: https://www.solarinfo.es/

Cartografía solar y de biomasa, un paso a la transición energética en Colombia.

TRAS LA ENERGÍA DEL SOL Y LA MATERIA

LÍDERES DEL PROYECTO

Rocío Sierra Ramírez | Profesora Asociada del Departamento de Ingeniería Química y de Alimentos, Universidad de los Andes. |  Ph.D. de la Universidad de Texas A&M | [email protected]Guillermo Jiménez | Director del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, Universidad de los Andes. |  Ph.D.  en Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Chile | [email protected]José Fernando Jiménez | Profesor Asociado del Departamento de Eléctrica y Electrónica, Universidad de los Andes. |  Ph.D. en Ingeniería de la Universidad de los Andes | [email protected]

Dos países del sur global y uno del norte se unirán en pro de la seguridad energética y alimentaria de territorios afectados por la pandemia en Colombia. Con el desarrollo de un gran explorador solar y de biomasa, Ingenieros de Los Andes lo harán posible.

Septiembre de 2021
Con cooperación alemana, sofisticada tecnología chilena y colombiana, y un coordinado trabajo interinstitucional, un equipo de ingenieros uniandinos buscará consolidar una fuente de información clara y precisa que dé cuenta del potencial energético solar y de biomasa en Colombia.

Emulando el oficio de los cartógrafos –pero con el uso de herramientas contemporáneas como imágenes satelitales y exploradores solares–, lo harán a través de mapas: “Los mapas de potencial energético solar y de energía de biomasa son una fuente de información valiosísima para el desarrollo de entornos rurales y urbanos”, explica Rocío Sierra, profesora asociada del Departamento de Ingeniería Química y de Alimentos.

Inicialmente el proyecto se concentrará en zonas de estudio específicas que han sufrido los impactos de la pandemia del COVID-19, pero el alcance es mucho más amplio. Con uso de imágenes satelitales, los investigadores harán una búsqueda precisa de territorios que cuenten con residuos agrícolas con algún potencial energético (biomasa) y de sus respectivos cultivos. En estos lugares también se hará una estimación de la productividad agrícola y se buscará identificar el potencial de generación solar aprovechable en techos de edificaciones.

El sueño de un atlas para el país

Aunque se enfoca en energía solar y biomasa, el proyecto tiene un amplio alcance. Así lo indica Guillermo Jiménez, Director del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica: “Detrás de este gran proyecto hay una apuesta transversal para trabajar con comunidades vulnerables por la pandemia, pero también de pensar en la transferencia tecnológica entre los países cooperantes como una manera de contribuir al desarrollo sostenible del país”.

Jiménez, quien –tras su experiencia como director del Centro de Energía de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile– prestó al proyecto su gestión para la vinculación del país austral como cooperante, explica que este proyecto es un potencial generador de oportunidades en zonas rurales y para contribuir, en alguna medida, a la generación de valor, productividad y sostenibilidad de las zonas rurales en Colombia.

Los mapas resultantes servirían como un insumo para instancias gubernamentales y tomadores de decisiones a nivel regional en lo que respecta a la generación de políticas públicas que apunten al impulso de actividades económicas a partir de la generación de energía propia. Precisamente por esto, según sostiene Rocío Sierra, “la mayor expectativa en el proyecto es que se pueda hacer una expansión a todo el territorio nacional”.

La iniciativa de un mapa para Colombia con información sobre el potencial energético solar y de biomasa no parte de cero. De acuerdo con José Fernando Jiménez, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, quien venía madurando la idea desde años atrás «por ley, la UPME debe proveer el atlas del potencial energético de la biomasa residual, el cual sirve a la sociedad para saber en detalle qué capacidad tienen los residuos de actividades agroindustriales para generar energía”. No obstante, la última actualización del mapa se hizo hace más de una década y el documento no ofrece funcionalidades de interactividad ni actualización periódica. Más aún, los más recientes avances en la materia se deben a los resultados logrados por el Fabspace, iniciativa liderada por el mismo profesor.

El papel de Chile es crucial en esta tarea, pues al contar con un explorador solar sofisticado que usa imágenes satelitales para actualizar los datos diariamente está en capacidad de transferir a Colombia el conocimiento técnico y tecnológico necesario para potenciar aún más la labor del equipo local. “El crecimiento de instalaciones solares en Chile es extraordinario y con nuestros desarrollos de inteligencia artificial podríamos incluso dar un paso más adelante: no solo lograríamos identificar el potencial energético, sino también el potencial económico de las regiones, entre otros”, asegura el profesor Jiménez.

La cooperación triangular

 

Detrás de este proyecto hay un concepto de cooperación novedoso: el encuentro entre dos países del sur y uno del norte. Cada país participa a través de diferentes instituciones y organizaciones, por ejemplo, mientras Alemania pone a disposición a la GIZ, su entidad de cooperación; Chile participa con su Ministerio de Energía, su Agencia de Cooperación Internacional para el desarrollo – AGCID y la Universidad de Chile; y Colombia participa a través de los ministerios de Energía, de Ambiente y de Agricultura, al igual que al Instituto Geográfico Agustín Codazzi -IGAC, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales – IDEAM, la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional de Colombia – APC y la Universidad de los Andes.

Para Jonathan Sánchez, líder de la Estrategia Colombiana de Desarrollo Bajo en Carbono del Ministerio de Ambiente y encargado del componente administrativo de la iniciativa, la coordinación de las más de diez instituciones involucradas ha sido uno de los retos más grandes que se han sorteado en el proyecto. No obstante, destaca que el esfuerzo vale la pena en tanto sus resultados son promisorios para el país.

“No solo vamos a tener la oportunidad de incursionar en un campo poco explorado como son la biomasa y el biogás, sino que también podremos brindar información útil y elementos para planeación territorial a tomadores de decisión, y movilizar recursos para el desarrollo del campo colombiano. Pero nuestra mayor expectativa es que este proyecto nos permita tomar decisiones sobre fuentes no convencionales de energía, interiorizar la idea de que hay alternativas a la solar o eólica, y desbloquear el potencial de biogás en el país”, sostiene.

Para los investigadores uniandinos, el valor del proyecto radica también en la posibilidad de consolidar espacios y estrategias para compartir saberes, enriquecer la creación de conocimiento, e impactar directamente a la sociedad colombiana mediante una herramienta de suma utilidad.