Olga Lucía Sarmiento y Luis Ángel Guzmán, Uniandes

Olga Lucía Sarmiento | Profesora titular de la Facultad de Medicina| osarmien@uniandes.edu.co | Luis Ángel Guzmán |profesor asociado del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental | la.guzman@uniandes.edu.co. 

Mayo de 2023
Así lo señala la evaluación de impacto del TransMiCable en Ciudad Bolívar, liderada por investigadores uniandinos de las facultades de Ingeniería y Medicina en la que se puedo establecer que el proyecto ha generado beneficios que van más allá de la movilidad, mejorando la calidad de vida de sus usuarios.

En 2018, la localidad Ciudad Bolívar, la tercera más extensa de Bogotá, inauguró su TransMiCable, un modo de transporte sostenible, con cuatro estaciones, más de 160 cabinas y una intervención urbana asociada que le entregó a la comunidad parques públicos, centros de comunitarios y de recreación, biblioteca y museo, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los residentes al hacer más cortos los tiempos de viaje y disminuir las brechas sociales. 

¿Y logró su objetivo? Esta pregunta se puede responder gracias al estudio Transformaciones urbanas y salud: resultados de la evaluación del TransMiCable, liderado por Olga Lucía Sarmiento, profesora titular de la Facultad de Medicina y Luis Ángel Guzmán, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Los Andes, quienes junto a más de 50 profesionales, entre ellos ingenieros, médicos, economistas, antropólogos, sociólogos y psicólogos, en una labor interdisciplinaria como pocas, han venido trabajando durante los últimos cinco años para conocer el impacto de la implementación de este proyecto en temas como la satisfacción con el barrio, uso del tiempo, calidad del aire, tiempo de viaje, accesibilidad, actividad física, seguridad, trabajo de cuidado no remunerado y calidad de vida.

Olga Lucía Sarmiento, profesora titular de la Facultad de Medicina y Luis Ángel Guzmán, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Los Andes, junto a más de 50 investigadores, han venido trabajando durante los últimos cinco años para conocer el impacto de la implementación del TransMiCable en Bogotá.

 

Movilidad que impacta 

Entre los resultados a destacar de la evaluación de impacto se encontró que, en las cabinas de TransMiCable hay menor exposición a contaminantes del aire comparada con otros modos de transporte. Por ejemplo, es 10 veces más baja para carbón negro (hollín), 5 veces menos para material particulado de 2.5 micras y 9 veces menos para monóxido de carbono. Gracias al sistema, se redujeron en promedio los tiempos de viaje en 22 minutos por trayecto, aunque los lapsos de viaje de esta comunidad siguen siendo muy altos. Además de esto, las mejoras en la comodidad y la seguridad en el vehículo son los beneficios más valorados por los usuarios

Pero eso no es todo, según la profesora Sarmiento, los usuarios regulares del cable hacen en promedio más minutos de actividad física moderada y vigorosa, que es lo que ayuda a prevenir infartos, diabetes y obesidad. Estos resultados mostraron que la población que usa el cable hace un promedio de 57.6 minutos de actividad física, mientras que los que utilizan otros modos de transporte público hacen un promedio 45 minutos al día. Además, la calidad de vida relacionada con la salud aumentó en 3.9 puntos. Algo muy importante es que se encontró evidencia que asocia directamente la presencia de TransMiCable con la reducción de delitos en las manzanas alrededor de las estaciones (<400 m). Esta mejora en la seguridad empezó a verse durante la etapa de construcción del proyecto.

Justamente este vínculo entre un proyecto de movilidad sostenible y los efectos en el bienestar, como sucede en el caso del TransMiCable, plantea la importancia de pensar en la relación transporte público y salud en las ciudades inteligentes para construir urbes más saludables, seguras y equitativas. 

“Estudios como estos muestran que el transporte público con renovación urbana incentiva la actividad física, mejora la calidad del aire, crea capital social, mejora el acceso a la ciudad y mejora la calidad de vida. Todo esto debería ser el objetivo último de una ciudad: mejorar el bienestar de sus ciudadanos”, manifiesta el profesor Guzmán.

 

Investigar con una línea base 

¿Qué diferencia esta investigación y por qué sus resultados son tan importantes? La primera novedad radica en que esta evaluación de impacto tuvo una línea base. Es decir, se visitaron más de 2,000 hogares en la zona de estudio para recolectar información (encuestas domiciliarias, expectativas y percepciones, acelerometría y diarios de viaje, entre otros datos) antes de que el proyecto empezara a funcionar. Luego, se tuvieron tres momentos estratégicos adicionales donde se recolectó la misma información: una vez empieza a funcionar, durante la pandemia y tiempo pospandemia. 

“Desde la academia, queremos ayudar a la ciudad a tomar mejores decisiones y pensar en proyectos que realmente generen cambios. Con esta investigación, se pudo levantar información para la línea base con el fin de aislar efectos y medir realmente los impactos”, aseguró Luis Ángel Guzmán, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Los Andes.

Durante el desarrollo de esta investigación, los investigadores uniandinos realizaron un estudio cuasi-experimental, con enfoque de métodos mixtos, es decir, haciendo análisis cualitativos y cuantitativos. Otra novedad de la evaluación es que se estudiaron aspectos ambientales, sociales y de salud y no solo se concentró en el tema de movilidad. 

Es allí donde hay un aporte que pocas intervenciones en materia de transporte tienen en cuenta. “Las intervenciones sostenibles en transporte público generan beneficios que van más allá de la movilidad y que son mucho más importantes que la cantidad de pasajeros movilizados”, puntualiza el profesor Guzmán. 

Entre la información recolectada, están las mediciones de contaminantes ambientales en microambientes de transporte de cinco modos de transporte y en cinco puntos fijos. También se recolectó información respecto al uso de los parques utilizando el Sistema de Observación de Actividades Físicas y Recreativas en Comunidad (SOPARC) y actividad física. 

Se implementó acelerometría, considerada como una de las técnicas más precisas para registrar y almacenar datos sobre cantidad y nivel de actividad física realizada por una persona, y una aplicación en dispositivos móviles llamada Muévelo para medir la actividad física objetiva y conocer los patrones de viaje de una sub-muestra de la población estudiada. Además, se usaron diarios de viaje para conocer cómo el TransMiCable cambió el uso del tiempo de la comunidad. 

En este proyecto, concluye el docente, “hemos demostrado que con financiación estable (desde 2018 hasta 2022) la academia puede contribuir a evaluar el impacto real de grandes inversiones públicas en proyectos urbanos”.

“Un primer paso para construir una ciudad inteligente es medir. Si no medimos el impacto de las inversiones públicas, ¿cómo sabemos si funcionan?, ¿cómo sabemos qué errores se cometieron y así no volverlos a repetir? En este proyecto estamos contribuyendo en este primer paso: generar conocimiento y que la ciudad se apropié de él”, señala el docente. 

Lo que viene, finalmente, es que los datos y resultados de la investigación en Ciudad Bolívar sean útiles para mejorar futuros proyectos de movilidad, como el cable aéreo en la localidad de San Cristóbal y los demás cables planteados en el Plan de Ordenamiento Territorial, además de las líneas férreas y corredores verdes, con el fin de potenciar los impactos positivos y mitigar los negativos. De esta manera, la Universidad de los Andes continúa aportando, desde la investigación, a la construcción de una mejor ciudad y un mejor país.

Si quiere conocer más detalles de esta investigación, por favor consulte: https://sur.uniandes.edu.co/events/197-presentacion-de-resultados-de-la-evaluacion-de-impacto-de-transmicable-en-la-calidad-de-vida

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