Guillermo Jiménez | Director del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica | Ph.D. en
Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Chile (Chile). | ga.jimeneze@uniandes.edu.co

Julio de 2022
Uno de los temas pendientes en Colombia es que todas las personas cuenten con energía eléctrica las 24 horas del día, pues en la actualidad hay aproximadamente medio millón de viviendas que no tienen acceso al servicio o solo cuentan con este durante algunas horas del día. Ante esta problemática, las microrredes se presentan como una alternativa para energizar a la población desconectada. Sin embargo, aún persisten barreras que deben superarse para poder reducir esta cifra a cero.

Aumentar la cobertura del servicio de electricidad es, sin duda, una de las tareas pendientes en Colombia. Mientras que departamentos como Vichada y Vaupés cuentan con coberturas por debajo del 50%, otros como Cundinamarca, San Andrés y Providencia, el Eje Cafetero y Bogotá superan el 99%, según la Unidad de Planeación Minero-energética (Upme).

Ante este panorama, las microrredes se plantean como una solución disponible y viable para llevar luz a las Zonas No Interconectadas a la red eléctrica nacional. “Las microrredes son pequeños sistemas de suministro de energía que funcionan en aplicaciones a escala urbana y rural, e integran diferentes recursos energéticos distribuidos como las fuentes de energía solar, el biogás y sistemas de almacenamiento de energía . Estos recursos se deben coordinar adecuadamente para que operen de una manera armónica, eficiente y segura”, explicó Guillermo Jiménez, director del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad de los Andes, quien además ha trabajado durante 14 años en la implementación de estos sistemas y actualmente realiza modelos de planeación de energización rural a base de estas soluciones.

Como atributo, las microrredes tienen la facilidad de poder operar conectadas o aisladas de la red eléctrica. Su uso disminuye la dependencia de la red al poder contar con una producción y consumo de energía con recursos energéticos propios. “Se puede armar una microrred con la ambición de que en algún momento pueda operar solamente a partir de sus recursos energéticos y disponer de suficiente autonomía energética ante diferentes
eventos”, anotó Jiménez.

“Las microrredes son pequeños sistemas de suministro de energía que funcionan en aplicaciones a escala urbana y rural”: Guillermo Jiménez.

De acuerdo con la publicación Transición energética: un legado para el presente y el futuro de Colombia, del Ministerio de Minas y Energía (2021), la Upme determinó que para 2018, la cobertura del servicio de energía en las viviendas del territorio nacional era de 96,5%. Esto significa que medio millón de familias no tienen luz, suponiendo que son tres personas por hogar, aproximadamente, un millón y medio de colombianos no tienen acceso a la electricidad de manera continua y confiable, evidenciando una condición de pobreza energética. Es por eso que uno de los objetivos más importantes dentro de la Misión de Transición Energética es cerrar esta brecha. “La transición energética ha facilitado que las
nuevas tecnologías sirvan para dar respuestas distintas a la de la conexión tradicional al Sistema Interconectado Nacional (SIN)”, expone el documento.

El profesor Jiménez comenta que las primeras aplicaciones de microrredes, que se han venido haciendo no solamente aquí en Colombia, sino en Latinoamérica, han sido en función de atender las necesidades de las zonas no interconectadas, a diferencia de otras regiones del mundo donde se han enfocado en aplicaciones de suministro de emergencia, uso en instalaciones de defensa, entre otros.

“Estamos migrando de soluciones basadas únicamente en generación de diésel, con todos los problemas que trae consigo este sistema, en términos de cadena de suministro, de costos de operación y mantenimiento, y de emisiones, etcétera, a proponer un sistema de suministro de energía seguro, confiable y eficiente que disminuye la dependencia del combustible en las zonas rurales de Colombia. Si queremos aprovechar todos esos
recursos energéticos que están distribuidos en el territorio, la microrred es la herramienta tecnológica más adecuada para hacer uso de todo este potencial , de tal manera que podamos disminuir la vulnerabilidad del sistema incrementando su resiliencia y disponer de la oportunidad de dar suministro a quienes no tienen acceso a la electricidad ”, enfatizó.

Los desafíos por superar

En el Plan Nacional de Desarrollo, el gobierno del presidente Iván Duque se propuso como meta ampliar la cobertura del suministro de energía eléctrica en 100 mil nuevos hogares (cerca de medio millón de personas) y para cumplir con este objetivo se contemplan las microrredes, entre otras alternativas.

Al indagar sobre las barreras o dificultades que se deben superar para lograr la electrificación en las Zonas No Interconectadas a través de las microrredes, el profesor Jiménez considera, desde el punto de vista técnico, que falta avanzar más en la estandarización e integración de diferentes tecnologías. Igualmente, en materia económica, señala que todavía ve alguna dificultad en los costos de inversión asociados pues “hay que invertir en nueva tecnología, módulos solares, baterías, pequeñas turbinas eólicas, sistemas de monitoreo y medición, entre otras cosas”. Y agrega que “en la medida en que sigamos evolucionando, las tecnologías van a ser más asequibles y más competitivas”.

Resalta también que un tema importante es el regulatorio, ya que se debe “ir aclarando y definiendo, de buena manera, cómo establecer modelos de negocios y esquemas regulatorios ad hoc para este tipo de soluciones”.

Por último, asegura que se debe determinar cuál es el esquema de gestión local más apropiado para el despliegue de la microrred y que esta pueda operar adecuadamente. “El gran inconveniente que hay para hacerla masiva y definitiva en las áreas rurales es que puedan ser sostenibles en el tiempo, porque ahí llega una empresa o un equipo de ingenieros e instalan algún sistema, pero luego se retiran y después ¿qué pasa con eso?”.

“Hay que invertir en nueva tecnología, módulos solares, baterías, pequeñas turbinas eólicas, sistemas de monitoreo y medición, entre otras cosas”: Guillermo Jiménez.

Frente a este desafío, afirma que no solo basta con llevar el sistema a las zonas remotas del país, sino que también es necesaria la formación de capital humano, el involucramiento y participación activa de las comunidades locales y el monitoreo y supervisión remota de la solución tecnológica, entre otros. “Todo eso nos toca empezar a trabajarlo y a resolverlo. De lo contrario, estamos expuestos a la dificultad de siempre: funciona al inicio, pero después, como queda prácticamente en manos de las comunidades locales a las que no se les consideró desde un inicio y tampoco se les orientó en términos de gestión de la solución tecnológica, cuando aparece el primer inconveniente, no saben qué hacer. Si no lo
logramos resolver en el corto plazo, será muy difícil que podamos aspirar a que las microrredes se posicionen de manera definitiva como la estrategia para resolver el problema de acceso a la electricidad en las zonas no interconectadas de Colombia”, concluyó.