Julio de 2022
El profesor titular del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de los Andes habló con CONTACTO sobre el actual panorama de las energías renovables en Colombia y los desafíos que tiene esta industria para que el país alcance una eficiente transformación energética. 
 

CONTACTO: ¿Cómo está Colombia en materia de producción y uso de energías limpias?
Álvaro Enrique Pinilla (Á.E.P.): Hoy cerca del 70% de la energía eléctrica del país se produce a partir del agua, a través de las hidroeléctricas, es decir es una energía verde. En este sentido Colombia está muy bien calificada. Sin embargo, es importante tener en cuenta que esta deja de ser verde si no existe una política pública que restrinja la deforestación, que cuide las cuencas hidrográficas, los páramos y los ríos, lo que generaría que este recurso deje de ser renovable. 

El otro 30% de la energía eléctrica proviene, en su mayoría, de la quema de combustibles fósiles, sin embargo, ya desde hace algunos años el país ha empezado a promover el uso de otras fuentes limpias como la eólica, la geotérmica y la solar, entre otras, para ampliar su matriz energética, y en las que el país tiene un gran potencial, además porque hoy la generación con renovables es un negocio financieramente atractivo.   

CONTACTO: ¿Cuáles son los principales proyectos de energías limpias que se han desarrollado o que se vienen trabajando en el país?
(Á.E.P.): Desde el gobierno del presidente Santos y durante el de Duque se ha promovido el uso de nuevas fuentes de energía, entre estas, con mucha fuerza, la eólica. De hecho, hace pocas semanas se inauguró en La Guajira el parque eólico más grande del país (Parque Guajira 1 – de Isagen) y se tiene previsto que se instalen unos seis más, con un nivel de potencia tal que puede complementar la producción de energía en un poco más del 10%, lo que es bastante importante. Adicionalmente, conllevarán inversiones que alcanzan los 2.000 millones de dólares, en los próximos años. 

Esto lo están haciendo empresas como Enel – Chile, EDPR – Portugal y Jemeiwa Kai, lo que nos permitirá ver, en el corto plazo, aerogeneradores (comúnmente conocidos como molinos de viento) por todo lado en La Guajira, lo que hace necesario que se inicie la exploración de su instalación en el mar (fuera de Costa), un trabajo en el que Colombia ha logrado cosechar la experiencia de otras partes del mundo y que le permitió construir una hoja de ruta para hacer este despliegue.

Si esto se hace bien, Colombia podría convertirse en una potencia de energías renovables en Latinoamérica y podría suministrar energía a países como Venezuela, República Dominicana y Haití, entre otras naciones del Caribe.   

En este escenario, uno de los principales retos sería promover el desarrollo industrial para fabricar parte de estos equipos eólicos en el país.

“Colombia podría convertirse en una potencia de energías renovables en Latinoamérica y podría suministrar energía a países como Venezuela, República Dominicana y Haití, entre otras naciones del Caribe”.

 

CONTACTO: Actualmente se habla del hidrógeno renovable o verde como una muy buena alternativa para la transición a energías limpias. ¿Cuál es su real potencial?
(Á.E.P.)
: Si bien el hidrógeno es una fuente de energía limpia pues no emite gases efecto invernadero en su combustión, su masificación tiene varios desafíos; por un lado, no es tan fácil de producir ya que no se halla de forma aislada en la naturaleza, se requiere separar la molécula del agua (H2O) en oxígeno e hidrógeno por medio de la electricidad, lo que se conoce como electrólisis, además, pese a que su fuente natural es el agua, la electricidad con la que se produce puede venir, en algunos casos, de fuentes contaminantes, por lo que dejaría de ser completamente limpia. 

Adicionalmente, si llegara a escasear el agua correría el riesgo de ser una fuente no renovable.   De todos modos, el hidrógeno ya hace parte de esas energías alternativas. En Colombia, por ejemplo, Ecopetrol y Promigas han decidido instalar plantas comerciales para su producción, sin embargo, aprender de este nuevo recurso nos va a tardar algunos años.    

Se espera que su mayor uso esté destinado al transporte de carga y aéreo, pues los vehículos particulares irán migrando a la movilidad con energía eléctrica.   

CONTACTO: ¿Cuál es la diferencia entre el hidrógeno verde, azul y gris?
(Á.E.P.): Aunque no soy experto en este tema, como ya lo expliqué, el hidrógeno verde se produce a partir de la electrólisis del agua, separación de la molécula H2O. Allí se obtiene 100% hidrógeno y se considera como una energía limpia. Por su parte, el azul se mezcla con combustibles fósiles, principalmente de gas natural. El gris o negro también se produce a partir de combustibles fósiles sin ningún proceso que evite emisiones contaminantes.   

CONTACTO: En medio del crecimiento de las energías renovables y la transición energética ¿qué sucederá con proyectos como el fracturamiento hidráulico?
(Á.E.P.): Lo primero que hay que decir es que la dependencia del petróleo no se acabará de la noche a la mañana, por ejemplo, el tránsito del parque automotor a vehículos eléctricos va a tardar varios años, así que por un buen tiempo seguiremos usando combustibles fósiles. Aquí son importantes estas tecnologías como el fracturamiento, que si se hace bien no debería generar problemas ambientales. Por esta razón, es necesario adelantar proyectos piloto como los que está tratando de implementar Ecopetrol, esto porque Colombia tiene, en los Llanos Orientales, muchos yacimientos de gas de esquisto (un hidrocarburo no convencional que se halla atrapado en rocas a gran profundidad) que requiere de esta tecnología para su extracción. Ahí hay una posibilidad de producir petróleo y gas e incrementar las reservas del país. De hecho, Ecopetrol hace fracturamiento en la costa de Texas, Estados Unidos.   

El tema es que si dejamos de explorar, en muy pocos años no vamos a tener petróleo ni gas y tendremos que empezar a importarlo, lo que incrementaría el precio de los combustibles. 

 CONTACTO: ¿Es viable que Colombia cumpla con los compromisos de disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 51% al 2030, con la meta de ser totalmente neutro en el 2050?
(Á.E.P.): Sin lugar a duda, los compromisos adquiridos por Colombia en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, de reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, GEI, promueven que estas fuentes de energía renovable tengan una mayor penetración en la canasta energética del país. Sin embargo, ser carbono neutro para 2050 va a ser difícil porque producimos GEI en muchas de las actividades que realizamos y de las que dependemos. Por ejemplo, la producción de ganado y arroz, entre otras, generan metano, que es mucho más contaminante que el CO2. Así que lo que puede ocurrir es que sigamos generando carbono, pero se puede compensar con iniciativas como la compra de bonos verdes, como lo hacen países desarrollados como Japón y algunos europeos.   

CONTACTO: ¿Qué viene para el futuro?, ¿cuál es la hoja ruta para continuar potenciando esta industria y ampliando el aporte de las energías limpias en el total de la matriz energética?
(Á.E.P.): En este momento vamos por el camino correcto, uno quisiera ver más celeridad en el proceso, pero aún tenemos problemas de flujo de caja, de hacernos más atractivos para los inversionistas extranjeros. Debemos impulsar mayores desarrollos frente al tema, utilizar la inteligencia artificial, la robótica, aprovechar, por ejemplo, el potencial que tenemos en materiales como fibras naturales para producir insumos y maquinaria para este sector y no solo para abastecer el mercado local, sino pensar también en el internacional, un desarrollo con el que se podría reemplazar, por ejemplo, el uso de la fibra de vidrio que no es reciclable, etc. Necesitamos más recursos y talento humano para hacer este tipo de investigaciones.   

Tenemos que continuar aprovechando todos estos recursos renovables y alternativos que tiene Colombia para alcanzar la complementariedad energética entre recursos hidroeléctricos, eólicos, solares, geotérmicos y de biomasa, además de buscar la independencia energética con fuentes de energía indígenas locales.

CONTACTO: ¿Cómo aporta la academia al logro de esos aportes y por qué el ingeniero mecánico uniandino está formado para hacerlo?  

(Á.E.P.): Este es un tema que debe empezar desde los primeros años, en la infancia, de generar conciencia ambiental. Desde la academia, nuestro compromiso es formar profesionales que tengan la capacidad de movilizar esta industria y de hacer investigación que la potencie. En nuestra universidad se ve una importante actividad académica en estos temas, en la cual se están involucrando profesores e investigadores de todas las facultades, sin distingo. Es interesante que nuestros estudiantes estén expuestos a las visiones de profesores de diferentes disciplinas, con diversos enfoques.    

“Debemos impulsar mayores desarrollos frente al tema, utilizar la inteligencia artificial, la robótica, aprovechar, por ejemplo, el potencial que tenemos en materiales como fibras naturales para producir insumos y maquinaria para este sector”.