Mayo de 2021
Cuando era niño, se distraía jugando con imanes y carros con cables que él mismo les adaptaba. Recuerda que su padre, de quien heredó el gusto por la electrónica, lo llevaba a comprar materiales para ‘cacharrear’ en su natal Medellín. Fue así como a la hora de elegir carrera se inclinó por la ingeniería electrónica. Sin embargo, la ingeniería eléctrica se le cruzó en el camino y terminó enamorado de ella. Estudió ambos programas al mismo tiempo y asegura que la flexibilidad de la Universidad de los Andes le permitió explorar distintas áreas de estudio y enfocarse en la que más le llamaba la atención. “En los últimos semestres descubres que la ingeniería eléctrica tiene partes no tan técnicas como la relacionada con el ámbito económico, que fue la que más me interesó” afirma.
Daniel se define como una persona dedicada y estudiosa. Reconoce que ha tenido oportunidades y privilegios, pero está convencido de que estudiar mucho y tener una meta definida desde el principio da frutos. De ahí que haya obtenido sus títulos como ingeniero eléctrico y electrónico con la distinción Magna Cum Laude hace apenas diez años y ya tenga una trayectoria profesional exitosa.
Siempre ha sido minucioso con sus temas de investigación, le gusta ir hasta el fondo de la cuestión para conocer los detalles. Ahora que está en la industria confiesa que quisiera tener más tiempo para profundizar en los temas, pero “resulta ineficiente y al final lo importante es estar comprometido con lo que uno hace y ser íntegro”.
Su carrera académica ha estado influenciada por la profesora Ángela Cadena, su asesora de tesis en la maestría en Ingeniería Eléctrica, de la cual también se graduó con honores. Gracias a sus consejos y su apoyo, consiguió una pasantía de investigación en la Universidad de McGill en Canadá. Durante su estadía en Montreal decidió cruzar la frontera y explorar opciones para seguir con el doctorado enfocado en mercados energéticos. Viajó dieciocho horas en bus hasta llegar a Ítaca, en Estados Unidos, para entrevistarse con profesores expertos en este campo. Al poco tiempo, obtuvo una beca para estudiar en la Universidad de Cornell.
“El modelo no puede seguir siendo el mismo, no podemos seguir pensando en ser una compañía de infraestructura y mercado regulado. El mundo está cambiando y la innovación es el motor de crecimiento a largo plazo de la compañía”.
Daniel Muñoz Álvarez
Al terminar su doctorado, quiso cambiar de rumbo. Había dedicado varios años a escribir artículos de investigación y le entusiasmaba la idea de experimentar el mundo de la industria. Se mudó a Nueva York para trabajar en GreenTech Media y, luego se fue a Houston, y estuvo en Wood Mackenzie. Estas compañías son líderes en el sector de las energías renovables y la investigación de mercado en nuevas tecnologías para empresas de servicios públicos. “Combiné mi pasión por la investigación con el relacionamiento con la industria. Leía reportes y hablaba con proveedores y usuarios de la tecnología para entender el día a día del sector”, dice Daniel sobre su labor en esos cuatro años.
La experiencia fue enriquecedora y quiso seguir conectado con la industria. Tuvo la oportunidad de volver al país gracias a Juan Ricardo Ortega, actual gerente de Grupo Energía Bogotá, quien años atrás había mostrado interés en tenerlo en su equipo de trabajo. A principios de 2021, asumió el reto de alinear a esta multilatina con las macrotendencias del sector energético: la descarbonización, la movilidad sostenible y la digitalización, entre otras. Este ingeniero uniandino afirma que “el modelo no puede seguir siendo el mismo, no podemos seguir pensando en ser una compañía de infraestructura y mercado regulado. El mundo está cambiando y la innovación es el motor de crecimiento a largo plazo de la compañía”.
Resalta que a futuro se van a necesitar profesionales abiertos al cambio porque vivimos en un mundo en constante transformación. Este uniandino está convencido de que “la innovación debe ser parte de nuestro ADN” y que, además, la Universidad facilita esto, porque pone a disposición de sus estudiantes currículos a medida, una amplia oferta de clases en diversas áreas y profesores con diferentes perfiles. “Siento que a los profesores de Los Andes les interesa cultivar talentos e inspirar, para que uno se prepare y después vuelva a aplicar lo aprendido”.
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