LÍDER DEL PROYECTO
Jorge Medina Perilla | Profesor Asociado del Departamento de Ingeniería Mecánica, Universidad de los Andes. | Ph.D. en Ingeniería Industrial de la Universidad de Navarra | jmedina@uniandes.edu.co
La Universidad de los Andes hace parte de la Mesa Nacional para la Gestión Sostenible del Plástico, una iniciativa público privada que busca concretar acciones que permitan, a través de la economía circular, aprovechar las oportunidades de ampliar y sofisticar el ciclo de vida de esta materia prima.
Septiembre de 2021
Cuando se habla de problemáticas ambientales, es común que las personas piensen de inmediato en los efectos del calentamiento global, que si bien es el más relevante, no es el único. Es importante entender que toda actividad trae consigo impactos medioambientales.
Entre estas otras acciones que contribuyen a generar estos impactos sobre el planeta y sus ecosistemas es la mala disposición final de los plásticos. Hoy, la producción global de esta materia prima asciende a 360 millones de toneladas anuales, de los cuales un 33,5 % se destina a empaques que, en su mayoría, son de un solo uso.
Esto provoca, en el mejor de los casos, que el producto –una vez utilizado– vaya a parar a un relleno sanitario o a la incineración para su aprovechamiento energético. En el peor, termina en los océanos, que al año reciben alrededor de 8 millones de toneladas de estos desechos, lo que está ahogando los mares.
Hacia la economía circular
Colombia no se escapa a esta problemática. Según Acoplásticos, con datos a 2019, cada ciudadano usa alrededor de 32 kilos de plástico al año, de los cuales una gran proporción se utiliza apenas por unos minutos, incluso pueden ser segundos, para luego ser desechado.
Con el propósito de adelantar acciones que reduzcan esta problemática en el país, el gobierno ha venido trabajando –junto con el sector privado, organizaciones no gubernamentales y la academia– diferentes propuestas para fomentar la economía circular (rediseñar, reducir, reutilizar, reparar, reciclar o compostar), en la que la gestión sostenible de los plásticos de un solo uso es parte fundamental de la estrategia.
Así nació en 2018 la Mesa Nacional para la Gestión Sostenible del Plástico, de la que hacen parte los Ministerios de Ambiente y Desarrollo Sostenible; Comercio, Industria y Turismo; Vivienda, Ciudad y Territorio; Ciencia, Tecnología e Innovación; y las entidades Colombia Productiva, Parques Nacionales Naturales de Colombia, la Procuraduría General de la Nación, Andesco, la ANDI, FENALCO, Acoplásticos, ASOCARS, CEMPRE, la Asociación Nacional de Recicladores, ANR; World Wildlife Fund INC. WWF Colombia; las fundaciones Invemar, MarViva y Avina, además de varias instituciones universitarias, entre estas, Los Andes que lidera una de las submesas que aborda temas de investigación, ecodiseño y ecoetiqueta.
El primer paso: superar los mitos en torno al plástico
Para Jorge Medina, profesor asociado del Departamento de Ingeniería Mecánica y director del Grupo de investigación en Materiales y Manufactura CIPP-CIPEM de la Universidad de los Andes, y representante de la institución ante la Mesa, para resolver esta problemática de fondo lo primero que hay que entender es que el ´enemigo´ del ambiente no es el plástico per se, sino la mala disposición que hacen las personas de éste. Por esta razón, la solución no es acabar con la materia prima.
De acuerdo con el profesor Medina, el propósito, como está planteado en la mesa, es desarrollar las acciones que sean necesarias para ampliar y cerrar de manera amigable con el medio ambiente su ciclo de vida, aprovechando las oportunidades de su sostenibilidad.
Adicionalmente, los análisis de ciclo de vida han señalado que los materiales alternativos al plástico, como el vidrio, el cartón, el aluminio y la hojalata, entre otros, pueden generar mayores consumos de energía y provocar una mayor huella de carbono.
Si se cuantifican económicamente sus impactos en el ambiente, la cifra también puede sorprender. De acuerdo con Trucost –una firma del Reino Unido especializada en estimaciones sobre los costos ocultos del uso no sostenible de los recursos naturales por parte de las empresas–, mientras que los de los plásticos pueden alcanzar los 139 billones de dólares, si estos empaques o bienes de consumo se hicieran con materiales alternativos la cifra superaría los 520 billones de dólares.
“Si se adoptan medidas que vayan en armonía con el tema de la sostenibilidad y la economía circular, se tendría una reducción a 98 billones de dólares”, señala un estudio de la misma compañía de 2016.
Este es el trabajo que ha venido realizando la Mesa Nacional para la Gestión Sostenible del Plástico buscando concretar acciones encaminadas a la prevención, rediseño, reducción, reutilización, reciclaje, compostaje, aprovechamiento, consumo responsable, responsabilidad extendida del productor, entre otras medidas, además de promover la articulación de todos los actores de la sociedad para lograr una mayor investigación, innovación, generación de nuevas oportunidades de negocio, encadenamientos, empleos, esquemas colaborativos, comunicación y cultura ciudadana.
Avances y expectativas a futuro
Entre sus principales avances fue concretar el Plan Nacional para la Gestión Sostenible de los Plásticos de un solo Uso que recoge como política nacional todas estas acciones para lograr reducir los impactos de esta materia prima, a través de su mejor aprovechamiento.
Por ejemplo, para 2021, por medio de las acciones frente a la Responsabilidad Extendida del Productor, que busca que la industria mejore los procesos de tratamiento y disposición de productos posconsumo, el país prevé hacer una gestión sostenible de por lo menos 30.000 toneladas de envases y empaques plásticos.
Para 2022, el Plan tiene como meta alcanzar una tasa de reciclaje del 12 %, a través de la implementación de la Estrategia Nacional de Economía Circular, de la que Colombia es referente en la región.
Otra de las metas es que para 2030 el 100 % de los productos plásticos de un solo uso no lleguen directamente al ambiente y exista una simbiosis industrial en la cual los desechos de esta materia prima se conviertan en insumos para la misma o nuevas empresas. Además, que un 30 % de estos productos tenga un material reciclable, si se permite técnicamente.
Según indica el profesor Medina, para lograr que esto sea una realidad, uno de los retos más importantes, para avanzar en la dirección correcta, es complementar la responsabilidad extendida al productor con las oportunidades de investigación, desarrollo e innovación en tecnologías que le apunten a la economía circular de los plásticos tradicionales y de las que potencien la bioeconomía como pilar de una nueva industria que produzca alternativas de materiales de empaque menos dependientes de fuentes no renovables.
“Los retos en esta materia o las de otras temáticas relevantes para el país solo se podrán atender superando la baja inversión en investigación y desarrollo, tradicionalmente del orden de 0,25 % del PIB, muy por debajo de muchos otros países de la región, y en lograr que las regalías destinadas a estos propósitos realmente lleguen a su destino”.
Jorge Medina