Investigadores uniandinos trabajan para comprobar la capacidad antiviral que tienen productos naturales como el eugenol, el aceite de eucalipto, el cannabidiol y derivados de panela contra el SARS-CoV-2.
Octubre de 2020
El uso de productos naturales con fines terapéuticos, especialmente de plantas, es una práctica milenaria que hace parte de la medicina tradicional. Sin embargo, su poder medicinal es, en algunos casos, tan efectivo que muchos fármacos se han desarrollado a partir de los derivados de estas plantas. Este fue el caso de la morfina y la codeína, las cuales tienen un efecto analgésico, y fueron extraídas del opio y la quinina/artemisinina, las cuales provienen del árbol de quina y se utilizan para prevenir o curar la malaria, entre otras enfermedades.Este interés por los derivados de productos naturales y sus aplicaciones biomédicas se han convertido en la línea de investigación en la que trabajan, desde hace tres años, Carolina Muñoz, profesora asistente, y Juan Carlos Cruz, profesor adjunto del Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad de los Andes.
Durante este tiempo, los investigadores han logrado explorar aplicaciones terapéuticas a partir de los derivados de caña de azúcar que se usan para la producción de panela, en particular, sus propiedades regenerativas y antioxidantes. Lo han complementado con la exploración de los efectos microbianos y regenerativos que pueden tener aceites esenciales como la lavanda, extraído de la planta conocida como lavandula angustifolia.
En el contexto de la pandemia, este trabajo les permitió presentarse, junto con la empresa del sector de alimentos ALSEC, a la convocatoria del MinCiencias sobre ‘Estrategias de prevención de la infección por SARS-COV-2 y tratamiento de Covid-19’, con el propósito de evaluar moléculas derivadas de los aceites esenciales con los que la compañía venía trabajando para ser potencialmente utilizados como suplementos alimenticios capaces de fortalecer el sistema inmune frente a infecciones, especialmente por el SARS-COV-2.
“Lo primero que hicimos fue estudiar computacionalmente si los compuestos presentes en alta concentración en los extractos eran capaces de ejercer algún tipo de efecto inhibitorio sobre el SARS-CoV-2. Encontramos que efectivamente el eugenol, que proviene especialmente del clavo de olor, la canela y la nuez moscada; el aceite de eucalipto (1,8-cineol) y el cannabidiol, que se obtiene de la planta de cannabis sativa, pueden evitar que el virus entre en las células de las personas”, señaló Cruz.
Para ampliar los alcances de esta iniciativa, los profesores reformularon la investigación para participar en la convocatoria PA-20-178 del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos (NIH), en conjunto con la Escuela de Ingeniería Química y Materiales Avanzados de la Universidad de Adelaide y la Universidad de Australia del Sur. En esta nueva fase, el propósito será evaluar la capacidad antiviral de la formulación desarrollada con productos derivados de panela a nivel preclínico.
Para esto, se experimentará con virus relacionados con los que el equipo pueda operar en un nivel medio de bioseguridad, también llamado ‘BSL-2’, el cual aplica para laboratorios educativos, de diagnóstico y clínicos en donde se trabaje con agentes de riesgo moderado. A largo plazo, el equipo espera encontrar financiamiento para disponer de un espacio de trabajo que les permita alcanzar el nivel de bioseguridad máximo, en donde puedan directamente “infectar” sus líneas celulares con SARS-CoV-2 y probar las formulaciones. “Una vez demostrado el potencial antiviral in vitro, nuestro objetivo es continuar con las evaluaciones in vivo para poder atraer el interés del sector externo y así llevar el desarrollo a la escala clínica y eventualmente alcanzar su aprobación para ser comercializado”, añadió la profesora Muñoz.